Pekín, 12 feb (EFE).- Las importaciones de China crecieron un 10 por ciento interanual en enero, el mayor ritmo de crecimiento desde julio de 2013, mientras que las exportaciones aumentaron un 10,6 por ciento, pese al temor a una ralentización de la segunda economía mundial que existe desde el pasado año.
Según los datos publicados hoy por la Administración General de Aduanas china, las exportaciones nacionales ascendieron a 207.130 millones de dólares en el primer mes del año, mientras que las importaciones totalizaron 175.270 millones de dólares.
El comercio exterior chino creció un 10,3 por ciento con respecto al mismo mes de 2013, lo que superó con creces las previsiones de los economistas.
Los analistas no esperaban aumentos de dos dígitos, ya que se considera que China se encuentra en un momento de frenazo de su crecimiento económico que afecta también a su sector comercial.
El superávit comercial de China en enero fue, por otro lado, de 31.860 millones de dólares, un ascenso interanual del 14 por ciento.
Economistas encuestados previamente calculaban aumentos de entre un 2 y un 3 por ciento en las importaciones y exportaciones chinas de enero, por lo que las cifras han sorprendido en los mercados y en las Bolsas chinas han propiciado ascensos (Shanghái y Shenzhen que cerraron hoy con unas subidas respectivas del 0,3 y el 0,82 por ciento).
No obstante, debe tenerse en cuenta que las cifras comerciales de cada mes de enero y de febrero en China pueden mostrar grandes diferencias respecto a la tendencia del resto del año debido a que coinciden con las fiestas del Año Nuevo chino.
En 2013 esta fiesta se celebró en el segundo mes del año y en 2014 ha caído en el primero.
Por otro lado, también hay sospechas de que las cifras comerciales chinas estén distorsionadas debido al extendido uso de facturas falsas para inflar las cifras de exportaciones (para disfrazar lo que en realidad son entradas de capital a China).
Las aduanas chinas también informaron, por otra parte, de que a partir de ahora utilizarán prioritariamente el yuan, la moneda nacional, para medir sus cifras comerciales, en lugar del dólar como se hacía hasta ahora, como parte de la campaña del país asiático por internacionalizar su divisa.
Esto podría añadir aún más distorsiones en la medición de los cambios del comercio chino, dado que el yuan se ha apreciado casi un tres por ciento con respecto al dólar en los pasados 12 meses.
China persigue desde el inicio de la crisis financiera mundial de 2008 cambiar su modelo de crecimiento económico, de manera que dependa menos de las exportaciones y más de su enorme pero aún no del todo desarrollado mercado interno de consumo.
En 2013, la economía china experimentó un crecimiento del 7,7 por ciento en su PIB, la peor cifra en 14 años, aunque dos décimas por encima del objetivo que se había fijado el Gobierno chino.
Pekín defiende que la progresiva ralentización de las cifras de crecimiento económico de su PIB, que acostumbraban a superar el 10 por ciento interanual en la pasada década, es una tendencia incluso deseable para la segunda economía mundial, menos enfocada en la cantidad y más en la calidad de sus cifras macroeconómicas. EFE