Por Nafisa Eltahir y Khalid Abdelaziz
JARTUM (Reuters) - Jartum fue objeto de nuevos ataques aéreos y de artillería el viernes, después de que el ejército sudanés y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido no lograran acordar un alto el fuego, a pesar de haberse comprometido a proteger a la población civil y permitir el acceso de la ayuda humanitaria.
Tras casi una semana de conversaciones, ambas facciones firmaron a última hora del jueves una declaración de principios en Arabia Saudita, pero ninguna de ellas ha hecho aún declaraciones en las que reconozca el acuerdo.
Desde que iniciaron los enfrentamientos de forma repentina el 15 de abril, los dos bandos armados no han dado muestras de estar dispuestos a ofrecer concesiones para poner fin a unos combates mortíferos que han desplazado a cientos de miles de personas y podrían sumir a Sudán en una auténtica guerra civil.
El conflicto ha paralizado la economía de Sudán y ha estrangulado su comercio, agravando una crisis humanitaria cada vez más grave. La ONU declaró el viernes que 200.000 personas han huido a los países vecinos por causa de la violencia.
Sin embargo, el enviado de la ONU para Sudán, Volker Perthes, declaró que espera que las conversaciones de alto el fuego se reanuden el viernes o el sábado y que, si bien las treguas anteriores se rompieron porque ambas partes pensaban que podían ganar, ahora ninguna cree que la victoria vaya a ser rápida.
Su valoración optimista contrastó con la decepción de muchos en la capital sudanesa.
"Esperábamos que el acuerdo calmara la guerra, pero nos despertamos con fuego de artillería y ataques aéreos", dijo Mohamed Abdallah, vecino de Jartum de 39 años, mientras también se oían explosiones en la vecina Bahri.
En la provincia de Darfur, en el oeste de Sudán, los combates entre las milicias locales y los rebeldes volvieron a estallar repentinamente en la ciudad de Geneina, donde los disparos sacudieron los barrios tras dos semanas de relativa calma y la artillería bombardeó la ciudad por primera vez.
En otras partes de Darfur, donde una guerra que se ha prolongado desde 2003 ha matado a 300.000 personas y desplazado a 2,5 millones, parecían mantenerse los altos el fuego locales acordados entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés).
ACUERDO HUMANITARIO
El acuerdo alcanzado el jueves, fruto de las conversaciones mantenidas en Yeda con mediación saudita y estadounidense, incluye el compromiso de permitir el paso seguro de la población civil, el personal médico y la ayuda humanitaria, así como de minimizar los daños a civiles e instalaciones públicas.
Representantes estadounidenses afirmaron que a continuación se negociará un alto el fuego, mientras que Arabia Saudita calificó el acuerdo de "primer paso". Los mediadores habían presionado para que se llegara a un acuerdo limitado, a fin de reducir la tensión sobre un alto el fuego más amplio, según declaró uno de ellos a Reuters.
Sin embargo, un alto cargo del Departamento de Estado estadounidense afirmó que las dos partes "están bastante distanciadas", añadiendo que no espera que cumplan plenamente el acuerdo.
Las dos partes acordaron abandonar las viviendas particulares y otras propiedades, pero una familia de Bahri afirmó que combatientes de las RSF habían intentado apoderarse de su casa el viernes por la mañana.
Los habitantes de Jartum han acusado con frecuencia a los paramilitares de apoderarse de casas y hospitales, como parte de una táctica para instalarse en los distritos de la ciudad mientras luchan contra un ejército que puede recurrir a la aviación.
Las RSF han negado la afirmación, acusando al ejército y a otros grupos armados de invadir propiedades privadas.
"Las partes deben transmitir instrucciones claras e inequívocas a los rangos inferiores" para hacer cumplir el acuerdo del jueves, dijeron las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, Cameron Hudson, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo que duda que las RSF tengan suficiente control sobre sus combatientes para hacerlo.
Los anteriores acuerdos de alto el fuego se han violado en repetidas ocasiones, dejando a la población en un aterrador panorama de caos y bombardeos, con cortes de electricidad y agua, escasez de alimentos y un sistema sanitario colapsado.
MUERTOS Y DESPLAZADOS
Muchos organismos de ayuda humanitaria de la ONU y de otras instituciones han suspendido la ayuda a Sudán y, en particular, a Jartum, a la espera de garantías de que sus almacenes y su personal estén a salvo.
La Organización Mundial de la Salud ha dicho que al menos 600 personas han muerto y más de 5.000 han resultado heridas en los combates, pero que las cifras reales son probablemente mucho más altas.
El Ministerio de Sanidad calcula que al menos 450 personas murieron el mes pasado tan sólo en el estado de Darfur Occidental.
En Darfur, el activista Gouja afirmó que el acuerdo del jueves podría ayudar a consolidar los alto el fuego acordados a nivel local. "Pero si no hay un mecanismo de control, no será una mejora", añadió.
Según Gouja, apenas ha llegado ayuda humanitaria a las principales ciudades de Darfur, Nyala y al-Fasher, mientras que hace dos meses que no se pagan salarios. En Geneina, las infraestructuras locales han quedado destruidas y el sistema sanitario totalmente inutilizado.
La violencia ha forzado el desplazamiento dentro del país de más de 700.000 sudaneses, según la ONU.
(Información de Khalid Abdelaziz en Dubái, Nafisa Eltahir en El Cairo y Emma Farge en Ginebra; escrito por Nafisa Eltahir y Angus McDowall; edición de Christina Fincher; editado en español por Darío Fernández)