Cómo invertir en oro en Bolsa y sus riesgos

La manera tradicional de valorar el oro es midiendo su precio según el número de dólares que se necesitan para obtener una onza de oro, por ejemplo 1.250 dólares/onza. 

A la hora de invertir en oro, existen varias maneras de hacerlo, cada una de ellas con sus propias características y ventajas. Las principales son las siguientes:

• Comprar oro físicamente: ha sido siempre la manera tradicional de adquirir oro, concretamente lingotes de oro y para ello se acude a los establecimientos pertinentes y desde hace tiempo también existe la posibilidad de comprar pequeños lingotes de oro a través de máquinas expendedoras que cada día proliferan más (de manera semejante a las de refrescos y comida). Pero el inconveniente es el gasto que supone, por no hablar de que la liquidez es menor y de que el lingote puede ser robado desde que se compra hasta llegar al domicilio, o bien en el mismo hogar.
• Futuros: mediante los futuros se puede operar en Bolsa con el oro, con lo que no es necesario tener el oro físicamente, y de manera apalancada, es decir, el broker no va a solicitar disponer de todo el capital necesario para realizar la operación, tan sólo exigirá un pequeño porcentaje del mismo en concepto de garantía. Otra ventaja es que se puede hacer desde casa con el ordenador o bien desde el teléfono móvil y por si fuera poco se puede operar al alza y a la baja, de manera que se puede aprovechar las dos direcciones del mercado, tanto alcista como bajista, obteniendo una ganancia económica aunque el precio de cotización del oro baje.
• CFD: prácticamente todo lo comentado anteriormente con los futuros es válido respecto a los CFD, ya que se trata de un instrumento financiero, un derivado, al igual que los futuros. Por tanto, ambos instrumentos presentan las mismas ventajas.
• Fondos de inversión y ETF: es la mejor opción para todo inversor que quiera invertir en el oro con un horizonte temporal de medio a largo plazo. Las comisiones son pequeñas, sobre todo en el caso de los ETF y el inversor no ha de preocuparse de nada, ya que es el gestor del fondo el que se encarga de todo lo relacionado con la compra y la venta. Ejemplos: Invesco Gold & Special Minerals Fund, Franklin Gold & Precious Metals Fund, DJE Gold & Ressourcen XP, Schroder ISF Global Gold, BGF World Gold A2.
• Acciones: consiste en adquirir acciones de empresas que tengan una estrecha relación con el oro. La parte negativa, aparte del trabajo que implica buscar, investigar y analizar de entre todas las empresas, es el tema del gasto económico, ya que vía comisiones resulta finalmente en una inversión más cara.

Existe una serie de correlaciones entre el oro y algunos mercados. De entre las principales están:

• El oro mantiene una relación negativa con el dólar estadounidense, de manera que cuando el oro sube el dólar baja y al revés, cuando el oro cae el dólar sube. Esto se debe a que el oro cotiza en dólares y si el billete verde sube, implica que el oro sale más caro y entonces con la misma cantidad de dinero que antes se podía comprar x cantidad de lingotes, ahora dicha cantidad sería menor.
• El oro también tiene una relación negativa con la Bolsa, básicamente por su carácter refugio. Cuando existe entre los inversores miedo, temores, incertidumbres, tienden a vender sus acciones en Bolsa y con el capital resultante invierten en oro. De esta manera, se produce un trasvase de dinero de la renta variable al oro, cayendo la Bolsa y subiendo el precio del oro.
• Otra relación negativa es la del oro con los tipos de interés, de tal manera que cuando los tipos suben, el precio del oro baja, y cuando los tipos bajan, el oro sube. La razón obedece a que cuando suben los tipos de interés es cuando la economía funciona bien y entonces el oro pierde atractivo como activo refugio y los inversores.
• La relación del oro con el franco suizo es directa en el sentido de que en el país helvético el 25% del dinero está respaldado por oro, por lo tanto, si Suiza tiene mucho oro y su valor baja, su moneda se deprecia.
• El dólar australiano también guarda una estrecha relación con el oro, ya que Australia es uno de los principales países exportadores de esta materia prima, por ello su economía se ve beneficiada con la subida de precio del metal precioso.

Invertir en oro, como toda inversión bursátil, conlleva riesgos, al igual que invertir en acciones, en divisas, en bonos o en índices bursátiles.

Respecto a la inversión con futuros y CFD, el riesgo radica en que son productos apalancados, de manera que se opera con más dinero del que se dispone, lo que implica que al igual que las ganancias proporcionalmente son mayores, en caso de pérdidas éstas también serán exponencialmente mayores.

Y no menos importante tener en cuenta que el oro no ofrece al inversor la posibilidad de recibir dividendos, que su evolución está sujeta básicamente a la oferta y la demanda y que pese a ser un activo refugio no está exento de volatilidad.

De hecho, cuando se produce un trasvase de capital de la renta variable al oro, su cotización sube con fuerza, pero lo mismo sucede cuando la calma se impone en la economía y en los mercados, cuando se produce el mecanismo inverso, un trasvase de capital del oro a la Bolsa, entonces su cotización cae con virulencia.

Sucesos así lo vimos por ejemplo al comienzo de la década del 2000 con el oro subiendo con fuerza y en 2011 la calma regresó y el oro perdió la mitad de su valor en apenas 4 años.

Y más recientemente tenemos lo sucedido en 2020 con la pandemia del Covid. El oro subió con fuerza y marcó nuevos máximos históricos en el mes de agosto de 2020 (en torno a 2.121 dólares) y posteriormente cayó a 1.680 dólares en agosto de 2021.

La ventaja de invertir en oro es su gran sencillez. Tanto si se realiza mediante futuros, CFD, fondos de inversión y ETF, la mecánica y el proceso es bastante simple y los gastos económicos asociados son pequeños y perfectamente asumibles

Además, estamos hablando de un mercado con mucha liquidez, un mercado serio en el que operan muchos profesionales.

Es el activo favorito para los inversores en épocas complicadas. Por ejemplo, cuando hay elevada inflación. Y es que en los últimos 50 años, el oro de promedio se ha revalorizado un 15,1% anual cuando la inflación era superior al 3% y un 6% anual cuando la inflación estaba por debajo del 3%.

Y como se comentó anteriormente, actúa como activo refugio donde los inversores ponen a buen recaudo su dinero hasta que escampe. Es junto con el franco suizo y el yen japonés el mejor mercado donde invertir comprando cuando hay crisis económica, desaceleración, incertidumbres, temores.

El ratio oro/petróleo lo que hace es calcular la cantidad de barriles de petróleo que se pueden comprar con una onza de oro. Por ejemplo, el ratio promedio desde el año 1.970 hasta el 2.005 era de 15,7 barriles por onza de oro.  

Es un indicador interesante porque cuando se observa que sube con fuerza generalmente está advirtiendo de la llegada de una recesión de la economía.

Esto es debido a que en momentos complicados el precio del crudo cae porque una desaceleración económica implica una caída de la demanda de petróleo a la vez que una mayor demanda por el oro como activo refugio.

Desde 1950 el rango de este ratio se movía entre 10 y 30 barriles de petróleo por onza de oro. El mínimo se marcó en el 2008 resultando por debajo de 6 y en 2020 con la crisis de la pandemia del coronavirus llegó a subir a 100.