Vamos a ver qué es el IPC en España, en qué se diferencia de la inflación, clases de IPC, cómo se calcula y para qué sirve el IPC.
Qué es el IPC en España
El IPC, cuyo inicio data del año 1984, es una variable que refleja la variación que acontece en el nivel de precios de una cesta fija, formada por bienes y servicios básicos que son los más demandados por los consumidores.
Al hablar del IPC, hay que saber bien qué es la inflación, y dentro de ésta la denominada inflación subyacente, que básicamente mide la evolución de los precios durante un periodo de tiempo concreto pero excluyendo la energía y los alimentos frescos, de manera que reduce la volatilidad y no se ve tan afectado por factores estacionales.
El IPC es un dato importante porque los bancos centrales lo tienen muy en cuenta de cara a implementar sus políticas monetarias, por ejemplo para subir o bajar los tipos de interés.
Antes de conocer los datos mensuales del IPC, se publica el IPC adelantado, que viene a ser una “aproximación” y que anticipa más o menos lo que más adelante dirá el dato oficial del IPC.
También se publica el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) que sirve para hacer comparaciones a nivel internacional, en el caso de España con otros países de la Unión Europea y también para calibrar el nivel de cumplimiento de políticas de control de precio como medida de competitividad entre países.
La metodología del IPC se va modificando para adaptarse a la evolución del mercado, de manera que puede aumentar o reducir la ponderación de determinados sectores o bien añadir nuevos o eliminar otros. Se busca que al fin y al cabo se trate de una cesta representativa del consumo habitual en un país.
A finales de mes se publica el indicador adelantado y entre el día 10 y el 15 del mes siguiente, el dato definitivo. Cada mes, el INE analiza los precios de los artículos que toma para su análisis y los compara tanto con los datos del mes anterior (tasa de variación mensual) como con los del año precedente (tasa de variación anual).
A las Bolsas les favorece que el IPC sea bajo y esté controlado.
A la divisa del país en cuestión le favorece un elevado IPC porque ello abre la posibilidad de asistir a subidas de tipos de interés.
Si a un trabajador le suben el sueldo en la misma proporción que lo hace el IPC, su poder adquisitivo se mantiene y teóricamente podrá adquirir la misma cantidad de bienes y servicios con su nuevo sueldo, aunque se lo hayan subido. Pero si la subida del sueldo es inferior al incremento del IPC, se producirá una pérdida de poder adquisitivo y ahora solo podrá comprar menos cosas que antes.
Así pues, un IPC más elevado implicará una reducción del poder adquisitivo del ciudadano, sobre todo si su ritmo de ingresos se mantiene en los mismos niveles que en periodos anteriores. Pero además de tener menor poder adquisitivo, lo mismo le sucederá a sus ahorros. Para ello es importante tener presente la Tasa Anual Efectiva (TAE), ya que si está por encima del IPC anual previsto, la inversión obtendrá una remuneración para superar el incremento del coste de la vida.
Para qué sirve el IPC
Después de hablar sobre qué es el IPC, veamos para qué sirve. El IPC es un ratio que se utiliza en muchos ámbitos diferentes, tales como por ejemplo:
- Sirve a los gobiernos para valorar su política monetaria y comprobar si la oferta monetaria puesta en circulación es suficiente.
- En las revisiones anuales de los salarios.
- Para calcular el aumento del coste de la vida.
- Para actualizar la cuantía de los arrendamientos.
- Para actualizar el importe de las deudas.
- Para actualizar el importe de las sanciones
Tipos de IPC
Podemos encontrar los siguientes tipos de IPC:
- IPC mensual: se calcula cada mes.
- IPC adelantado: es una estimación.
- IPC anual: referente a un año natural.
- IPC interanual: referente a los últimos 12 meses.
- IPC subyacente: no tiene en consideración los productos energéticos ni los alimentos no elaborados.
- IPC armonizado (IPCA): se elabora siguiendo una metodología común a todos los países de la Unión Europea.
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Cómo se calcula el IPC
Para calcular el IPC se atiende a una cesta de la compra de un consumidor medio, cesta que a su vez se divide en varias categorías de productos.
Para ello se acceden a datos de 465 artículos y se ven sus precios en 30.000 establecimientos de 180 municipios del país. Para acceder a esa información puede hacer yendo físicamente a dichos establecimientos, o bien por teléfono o vía telemática (correo electrónico e internet).
Por tanto, el INE trabaja sobre una cesta de productos que son una muestra de bienes y servicios representativos del consumo de los hogares en función de lo que gastan en cada uno de ellos.
Los artículos que se toman para calcular el IPC en España se van ajustando en función de los cambios en el consumo de la sociedad, realizando modificaciones cada año, en función de los datos recogidos por el propio INE en la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF).
Según su presencia porcentual de mayor a menor, estos grupos son: alimentación y bebidas no alcohólicas, transporte, vivienda, hoteles, restaurantes y café, ocio y cultura, vestido y calzado, menaje, medicinas, comunicaciones, bebidas alcohólicas, tabaco y enseñanza.
Diferencia entre inflación e IPC
Partimos de la base de que el IPC y la inflación son indicadores de precios.
Pero la principal diferencia entre estos dos ratios radica en que el IPC elabora una cesta de bienes y servicios, una cesta cerrada que siempre es la misma, mientras que la inflación es la subida de los precios de un país.
Es decir, el IPC confecciona una lista cerrada de bienes y servicios básicos que prácticamente todo el mundo utiliza y consume, y el objetivo es ver la incidencia que tiene en el coste de la vida los sucesivos incrementos de los precios. En cambio, la inflación lo que hace es calcular todos los precios de bienes y servicios de un país durante un tiempo determinado.
Puede suceder perfectamente que haya situaciones en las cuales existan divergencias importantes entre el IPC y la inflación. Por ejemplo, si sube con fuerza el precio de la energía eléctrica, ya que el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene en cuenta para ello el precio del mercado regulado y no el precio del mercado libre.