Nos vamos acercando a la curva peligrosa del 23 de junio, que en caso de tomarla erróneamente podría llevarnos fuera de la carretera para darnos un coscorrón de proporciones considerables . El Brexit es el elemento clave en el devenir del mercado en el segundo semestre y, en este momento, el protagonista director de las bolsas. Lo cierto es que en el último año hemos tenido demasiados protagonistas y ninguno especialmente bueno: Grecia, China, Brasil, petróleo, tipos americanos, elecciones españolas... seguro que me dejo alguno. Además, todos han venido acompañados con repuntes en la volatilidad, consecuencia normal ya que la incertidumbre lo único que hace es atemorizar al dinero y al inversor. El impacto es especialmente severo en Europa, como no. Algunas bolsas se resisten a caer, como la Alemana, que consigue aguantar el soporte de abril de 9.484, pero el EUROSTOXX, el CAC y, como no, el IBEX, han dejado atrás sus respectivos niveles de 2.860, 4.229 y 8.256.
El viernes pasado, tomamos la decisión de ponernos en liquidez tras romper la directriz alcista de corto plazo: los osos se habían impuesto. Frente al riesgo de jugar a adivinos hemos optado por resguardarnos de posibles caídas. Esta pérdida, junto con la de los dos soportes de 8.563 y el de 8.256 mencionado previamente, sin olvidarnos de todos los nuevos gaps bajistas abiertos la semana pasada, no me invitan a ser nada positivo y me llevan a poner la vista en los mínimos del año en 7.746. De momento, el hueco de 7.920 y 8.081, que no terminó por cerrarse en febrero y que posiblemente lo haga ahora, está soportando al selectivo, pero no depositaría, a riesgo de equivocarme, muchas esperanzas en el. Prudencia: es mejor reducir velocidad y que nos adelanten a salirnos de la calzada y tener un accidente.