Las cifras de beneficios corporativos que se emplean para elaborar las estadísticas de ingresos nacionales de EE. UU. sugieren que la calidad de los beneficios podría haber disminuido.
¿Deberían fiarse los inversores de Wall Street de los beneficios declarados por las empresas? Si nos atenemos a lo sucedido en el pasado, quizás convenga ser un poco escépticos, sobre todo en la fase del ciclo económico en la que nos encontramos. Nuestro Gráfico de la Semana compara los beneficios de explotación publicados por las empresas del S&P 500 con las cifras empleadas en las estadísticas de ingresos nacionales de EE. UU. (cuenta de producto e ingreso nacional o NIPA, por sus siglas en inglés), lo que resulta bastante revelador, sobre todo si nos fijamos en la ratio de ambas medidas a largo plazo. Entre 2010 y 2016, los beneficios del S&P 500 representaban algo más de la mitad de los beneficios contabilizados en la NIPA. En 2019, aumentaron hasta representar aproximadamente el 70%.
Los datos sobre beneficios que recoge la NIPA proceden principalmente de las declaraciones de impuestos que presentan las empresas ante las autoridades fiscales de EE. UU. Por eso, el proceso de recopilación de datos de la NIPA no cambia mucho a lo largo del ciclo económico. En cambio, los resultados corporativos que se usan para calcular los beneficios registrados por el conjunto del S&P 500 siguen estándares de contabilidad financiera que ofrecen bastante flexibilidad a los departamentos contables. [1] A medida que se acerca el final del ciclo económico, aumentan los incentivos para que las empresas del S&P 500 usen esa flexibilidad para ofrecer una imagen más favorable de su situación económica.
A menudo, el alcance de la disminución en la calidad de los beneficios no se hace evidente hasta la siguiente recesión. Cuando llega el punto en el que una empresa se ve obligada a declarar pérdidas, su equipo directivo (con frecuencia, su nuevo equipo directivo) puede ser el más interesado en dar todas las malas noticias a la vez, normalmente coincidiendo con la siguiente presentación de resultados. Este tipo de «revisionismo» contable se hizo patente tras la crisis financiera mundial. Aunque no pensamos que algo así vaya a suceder próximamente, puesto que consideramos que los riesgos de recesión siguen siendo moderados, nunca es demasiado pronto para prestarle atención a la calidad de los beneficios. Como defendemos en nuestro último informe de perspectivas económicas para EE. UU. (U.S. Economic Outlook, noviembre de 2019), conviene no perder de vista los datos de la NIPA, incluso a la hora de elaborar las previsiones macroeconómicas.