Con frecuencia escuchamos hablar sobre las decisiones que toma un banco central. Estas entidades, que para muchos son grandes desconocidas, acaban siendo a posteriori fundamentales en las decisiones que el individuo de a pie tomará con su dinero y por ende, con su existencia.
El Banco Central Europeo (BCE) en la zona euro, el Banco de Inglaterra (BoE), la Reserva Federal (Fed) en Estados Unidos, o el Banco de Japón (BoJ) -por nombrar a los cuatro bancos centrales de mayor relevancia- son los principales encargados de controlar y dar estabilidad a la economía mundial utilizando como arma primordial el control del precio del dinero: el tipo de interés.
Aquí nos centraremos en la actuación del banco central en un periodo de crisis económica como el vivido recientemente y en su repercusión en los agentes participantes y por tanto destinatarios del crédito insuflado por tal banco: los bancos de inversión y comerciales, las grandes, medianas y pequeñas empresas, y por último el ciudadano consumidor.
Cuando el banco central de referencia presta dinero al 0%, en realidad a quien se lo está proporcionando a ese precio es a los bancos comerciales y de inversión para que lo pongan en circulación e incentiven la maltrecha economía que reina en ese periodo particular.
Si bien la intención del banco central se supone que es mejorar la vida económica del mayor número de ciudadanos para que repercuta en beneficio de la economía global, muchos bancos de a pie se dedican a tomar dinero a ese 0% para, o bien hacer “carry trade” y ganar unas décimas porcentuales, o bien para acudir al mercado que en ese momento está formando su suelo.
Con el dinero restante, prestan a las grandes empresas (ganando otro porcentaje añadido, lógicamente) que se meten de lleno en la carrera por la inversión aunque ya a precios menos ventajosos que los iniciales, pero todavía en su fase de despegue.
Tras las grandes empresas, es el turno de acceso al crédito para las pymes, que reciben el dinero con un mayor interés y acceden a un mercado ya en alza y por lo tanto más caro.
Finalmente, para cuando el ciudadano particular tiene acceso al crédito inyectado por el banco central al principio del circuito del dinero, todos los agentes anteriormente mencionados han tomado posiciones sumamente ventajosas y de oportunidad, con lo cual, cuando el dinero por fin llega a su bolsillo no sólo se llevará las migajas que quedan del pastel, si no que corre el riesgo de quedar atrapado en el techo de mercado y por tanto, de pagar con la mayor caída de precios si nuevas turbulencias económicas se presentaran.