Estamos ciertamente próximos al gran desenlace que resolverá la trama de esta obra teatral en la que se está convirtiendo la adquisición de la cadena de supermercados DIA (MC:DIDA), desenlace que los fondos de inversión y otras manos fuertes del mercado están esperando para tomar posiciones en el valor.
En la recta final confluyen el deseo de Mijail Maratovich Fridman por conseguir comprar las acciones de DIA a precio de saldo y la más que posible tentación de Borja de la Cierva en maquillar las cuentas de la compañía para que, una vez concluido el asalto y si permanece al frente de la cadena de supermercados, pueda hacer brillar su gestión en los próximos ejercicios haciendo notar su capacidad para reflotar una compañía que de acuerdo a los números de su balance y cuenta de resultados zozobraba en aquellas aguas turbulentas que surcaba al cierre de 2018. Esto no es algo cierto, pues yo no soy quien pueda poner en duda la honestidad y seriedad de este alto ejecutivo, pero sus habilidades para estos menesteres se han mencionado en los medios y se enseñan en algunos cursos/masters de dirección de empresas, a unos de los cuales tuve yo el privilegio de asistir cuando era más pequeño y me ilusionaban estas cosas.
Dicho esto, la tentación de Borja y los deseos de Mijail serían, en principio, un mal augurio para la cotización del valor en el más corto plazo. No obstante lo anterior y a la hora de realizar un análisis más profundo de la situación que estamos viendo y viviendo, hay que tener muy presente que no solo ellos tienen deseos y tentaciones, pues el mercado está abierto siempre para todos y nadie sabe cuándo va a salir al ruedo un espontáneo que, en este caso, podría dar la talla de un Manolete y quebrar estos anhelos fruto de la tentación y del deseo.
Entretanto, un actor en este teatro, de gran prestigio como Goldman Sachs (NYSE:GS), banca de inversión fundada en 1869, se mueve en el ruedo como un saltimbanqui, acompañando según los medios a Mijail Fridman en la adquisición de DIA, entrando y saliendo en el capital de la compañía como Pedro por su casa, amparado por la inacción de las instituciones que deberían vigilar este saltarín y llamativo comportamiento de una banca de inversión con un siglo y medio de historia.
De hecho, después de lo visto y comentado en los medios, no descarto en la traca final un posible triple salto mortal con tirabuzón y doble pirueta. De ser así, espero que en el tribunal que puntúe el salto se encuentre al menos el poder judicial y en un segundo plano, tal y como debe ser, el ejecutivo, sin dejar a un lado a las instituciones que, como la CNMV, por poner solo un ejemplo de alguna institución silente haciendo mutis por el foro, podrían al menos asesorar a los mencionados jueces que yo sugiero para puntuar estas peripecias.
Visto lo visto, espero una puntuación alta de al menos 9,9 puntos. No soy yo partidario de aquellos que desean poner puertas al campo, pero más le valdría a Goldman dedicarse a financiar el dichoso muro de Trump que tiene a los funcionarios de Estados Unidos al borde de la indigencia y que el presidente de su país, por compromiso electoral, está dispuesto a ejecutar sí o sí, en lugar de perder tiempo y prestigio secular en la adquisición de una simple cadena de supermercados.
Asimismo, y entre bastidores, esperan agazapados los grandes fondos de inversión. Ya alguno de ellos ha declarado en los medios su posible interés en tomar posiciones durante la ampliación de capital cuando se haya resuelto la trama de este gran culebrón.
Los fondos de inversión suelen ser prudentes y también suelen llegar casi siempre tarde a los grandes banquetes y pagar más caro por las entradas.
En este caso el menú será de plato único, pues se servirán solo los derechos de la ampliación de capital ya anunciada en los medios aunque no concretada en ningún aspecto por la compañía, algo que siempre ayuda a conservar el entorno de incertidumbre que tanto favorece a los intereses en la baja cotización del valor que persiguen las partes interesadas. Aunque estos derechos vayan a ser muchos, pues la ampliación de capital se anticipa que será igual o superior a los 600 millones, también hay muchos actores que quieren pegarse el atracón. Entre ellos los fondos bajistas, que a día de hoy tienen que devolver a sus prestamistas cerca de 100 millones de títulos y que, como los fondos de inversión, también estarían esperando a que se sirva el menú de plato único.
En cualquier caso, el que más hambre de derechos tiene y tendrá siempre es, sin lugar a duda alguna, Mijail Maratovich, que se quiere quedar con la compañía y que aprovechará la ampliación para comerse todo lo que le pongan en la mesa haciendo gala de tener buen saque.
Entre los invitados al banquete están también los pequeños accionistas que, tras el fuerte varapalo que han recibido en el valor de sus acciones es muy probable que decidan, en gran mayoría, comerse sus derechos e ir a la ampliación para promediar su inversión en una compañía que, como siempre dicen los artistas famosos, saldrá reforzada de su última crisis.
Tampoco sorprendería a nadie que se presentase a la comida el mismísimo Manolete, ya mencionado anteriormente, o alguna otra gran figura del momento tras haber tomado como aperitivo un primer paquete de acciones a precios de saldo.
Finalmente, podrían aparecer los más temidos, los especuladores al uso que se juegan su capital como cualquier ludópata haría en la ruleta, y no me refiero a la ruleta rusa, sino a la ruleta inventada por Blaise Pascal. Al fin y al cabo en las suertes sencillas de la ruleta uno siempre tiene el 50% de posibilidades de ganar: rojo-negro, par-impar, falta o pasa. En la bolsa ocurre lo mismo, o sube o baja y cualquier especulador cuenta con esa mitad de posibilidades de acertar.
La ruleta, como decía, fue inventada por Blaise Pascal, polímata, matemático, físico, teólogo católico, filósofo y escritor francés y no creo que en los casinos haya un juego mejor logrado que el que nos legó esta gran eminencia del siglo XVII.
Aparte de en las suertes sencillas, la ruleta también se parece mucho a la bolsa porque tiene un número maldito, el cero, que cuando sale arruina a todos los jugadores, en beneficio, como no, de la banca.
Algún día contaré quien inventó la bolsa, pero eso será objeto de mi próximo libro y ya hablaré de él en su DIA, sobre todo si me invitan a alguna tertulia para presentarlo.
Entretanto, tranquilidad y buenos alimentos hasta que llegue el gran banquete y el atracón final.
Por cierto, se me olvidaba, desde que estoy escribiendo sobre DIA acostumbro en mis tardíos paseos invernales parar y fijarme en todas las tiendas DIA&Go abiertas hasta la 23:00 y que encuentro en mi camino muy acertadamente abiertas en el centro de Madrid. Siempre las veo funcionado a tope, todas ellas máquinas de hacer dinero y me pregunto: ¿Sólo interesan como inversión a un ruso de origen ucraniano? Creo que no y anticipo que los precios actuales de la acción, en el entorno de los 0,40 euros, se quintuplicarán en los próximos 2-3 años. Estoy seguro de ello y salvo que salga el cero, algo que no contemplo en esta tirada, espero que el tiempo me dé la razón. Entretanto, aprovecharé para escribir mi libro sobre los mercados con el humilde deseo de aportar al personal una nueva visión de los mismos, fruto de media vida dedicada a ellos, jugando siempre con cautela a esa suerte sencilla que tan difícil es de adivinar.
Señoras y señores, hagan juego: ¡Rien ne va plus!
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