Vamos poniendo fin a otra semana en las bolsas protagonizada por los bancos centrales, aunque con distinta incidencia en el ánimo de los inversores. En Estados Unidos continúa la desaceleración del último rally vivido a causa de la desconfianza sobre la durabilidad de las actuales medidas de estímulo impulsadas por la Fed. En Europa, el BCE no se sale del guion previsto, pero decepciona la falta de concreción (o molesta su excesivo conservadurismo, según algunos). Curiosamente, las bolsas no han seguido la correlación de otras semanas.
En EE.UU, y tras un lunes de altibajos al conocerse el dato del ISM manufacturero, se puso fin al que se venía conociendo como “supermartes” (las ganancias casi seguras en Wall Street cada martes desde hace 5 meses). El ánimo inversor se vio lastrado por las palabras de Dennis Lockhart, presidente de la Fed de Atlanta, Considerando “seriamente” poner el pie en el freno del estímulo monetario.
Y es que en Wall Street se vive tan pendiente de la próxima reunión del organismo el 19 de este mes, que la publicación de datos macro casi pasa desapercibida. El miércoles la bolsa neoyorquina registró su mayor caída desde abril al conocerse el informe de la Fed que señalaba un crecimiento “entre modesto y moderado” de la mayor economía del mundo.
Tensa espera en Wall Street, a lo que habrá que sumar la publicación hoy viernes del informe mensual de empleo. Si se confirma una mejoría, volverá el fantasma de la pronta disminución de la compra de bonos por la Fed. No pocos analistas restan importancia a este hecho (véase a Nouriel Roubini, más optimista de lo habitual al asegurar dos años más de crecimiento en la renta variable) pero no cabe duda de que si a partir del 19 se confirma el cambio en la política monetaria estadounidense, se encenderá una luz naranja de aviso. Mucho tiempo lleva la renta variable sin “caminar sola”.
Por otra parte, en Europa tras la reunión del BCE esperábamos la comparecencia de Draghi de ayer. No hubo sorpresa y se mantienen los tipos (del dinero y de los depósitos). Pero es esa falta de sorpresa la que ha terminado por dar la puntilla a las principales bolsas del Viejo Continente. El BCE mantiene en la “recámara” varias medidas no convencionales, pero no se concretan cuáles, más allá de las conocidas. Decepción a media mañana, y caídas generalizadas de un 1% de media.
Curiosamente, el Ibex ha salido bastante bien parado de lo que llevamos de semana. Tras cuatro sesiones consecutivas de descensos, al fin el martes el buen dato del paro permitió al selectivo recuperar los 8.300. Tras las sesiones los últimos días, el selectivo español vuelve a enfrentar los 8.200, y veremos si hoe viernes vuelve a condicionar el espíritu de los inversores del otro lado del Atlántico, y se mantiene y consolida esta cifra. Aún puede considerarse una corrección dentro de un canal alcista, si bien debemos admitir que con demasiada duración en el tiempo, pero suficientemente lenta. Ojo al efecto del dato del paro de EEUU.
Tampoco sentaron bien las palabras de ‘supermario’ en el mercado de deuda. La prima de riesgo española se sitúa en 316 puntos básicos por primera vez desde los descensos de abril-mayo. La misma suerte corre el bono a diez años, que se sitúa en un 4,68%. Ello sin haber pasado gran factura la subasta del Tesoro de ayer, al conseguir colocar más de 4.000 millones en títulos a 2, 3 y 10 años, alcanzando el 60% de la recaudación necesaria para este año.