Los datos de empleo de Estados Unidos, correspondiente al mes de mayo, reportó una cantidad de puestos de trabajo muy por encima de lo esperado, dando un nuevo impulso alcista al dólar.
La moneda norteamericana alcanzó un nuevo máximo desde diciembre de 2002 ante el yen, en la nota más destacada del día viernes, en tanto las divisas europeas cayeron en buena forma, pero lejos de mínimos relevantes.
Sin embargo, la sesión del lunes muestra un panorama distinto. El dólar cae moderadamente en todos los frentes, a modo de toma de beneficios de los movimientos del viernes. Así, el euro se aleja de la zona de 1,11, en tanto la libra esterlina, que había tocado mínimos de varios días, también recupera terreno y supera con fuerza 1,52.
El yen podría ser considerado nuevamente la excepción: si bien mejora su precio ante el dólar, tocó el viernes un nuevo mínimo de fines de 2012, y le costará crecer por encima de 124 en los próximos días. Su objetivo se halla en la zona de 128,50.
¿Qué podemos esperar de esta semana? Serán días de transición. La ausencia de referencias importantes desde Estados Unidos terminará recién el jueves, cuando se conozcan datos de ventas minoristas y peticiones de desempleo. Esto deja el terreno libre a que, otra vez, la cuestión de Grecia aparezca en el centro de la escena.
Las idas y vueltas del gobierno griego, obvias e irrelevantes, se tornan motivo central de preocupación para los mercados, y en especial para Europa, que busca disciplinar, o al menos mostrar que lo hace, al país heleno. Sin embargo, el bloque sabe que dejar caer la deuda de Grecia sería difícil de superar para una moneda -el euro-, que está visto que vive demasiado sujeta a los vaivenes del dólar, y aún le falta mucho para ser hegemónica, como en sus mejores momentos muchos plantearon.
De modo que el final de la novela, que tiene un nuevo capítulo a fin de mes, encontrará a Grecia pagando lo que pueda de su deuda, y con el auxilio de sus socios, que más allá de su pérdida de paciencia se encuentran en la difícil situación de soportar desplantes y provocaciones de su pequeño país en problemas.
Así las cosas, todo se encamina a que el dólar crezca, pero no de inmediato. Con varios meses por delante para que la Fed incremente sus tipos de interés, y con idas y vueltas varias, la solución del problema de Grecia es ideal para justificar un alza del euro, que indudablemente también impactará en la libra esterlina y el franco suizo. El yen, que juega "otro partido", podría seguir cayendo un tiempo más, antes de tomar algo de aire.
Pero si datos como los del viernes no impactaron tanto en el dólar, podríamos ver una continuación de su fuerte corrección de los últimos meses, con objetivos que en euro nuevamente aparecen en 1,16, la libra en 1,58 y el franco suizo en 0,90.
La única referencia que se podría considerar de cierto interés para el lunes es la reunión del G7. Sin embargo, suelen ser encuentros de una amplitud de temas tal que no suelen mover los precios de las divisas. De hecho, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habría dicho que un dólar fuerte podría traer problemas; en minutos fue desmentido.