Frente a una expectativa que se veía clara en el inicio del viernes pasado, que hablaba de una recuperación frágil del euro, la divisa única volvió a caer sobre el cierre de la sesión, y peligran ya sus mínimos del año, por ahora ubicados en 1,0460.
La proximidad de la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), prevista precisamente para el jueves 3 de diciembre es clave en este sentido. En diversas oportunidades, el presidente de la entidad, Mario Draghi, fue explícito en sus afirmaciones, acerca de que hará todo lo que sea necesario para terminar con la actual deflación que aqueja a la economía de la eurozona desde mucho tiempo atrás, y que más allá del plan de estímulo a la economía impulsado en marzo último, no ha dado muestras de alejarse. Las cifras macro no ayudan, tampoco el consumo, y menos aún las tasas de desocupación, que asoman alarmantes en diversos lugares de Europa, sobre todo en los países del sur.
No extrañaría, pues, que la divisa única se acerque en estos días a dichos mínimos, que alcanzó en plena crisis de Grecia en marzo pasado, y desde donde inició un camino alcista que, una vez vulnerada la zona de 1,09 semanas atrás, parece haber quedado en el pasado.
El dólar, en cambio, mantiene un camino alcista muy marcado, que alterna con correcciones de mediana intensidad como las que vimos la semana pasada. Sin embargo, monedas sólidas como la libra esterlina no pudieron sostenerse ganando terreno; la divisa británica se desplomó el viernes más de 130 puntos desde su máximo en 1,5308.
El resto del mercado no ofrece muchos cambios. Se trata de una semana relativamente corta, en la que tanto el jueves -Día de Acción de Gracias en Estados Unidos-, como el viernes (denominado Viernes Negro, día en el que la población se vuelca masivamente al consumo y arrasa con toda oferta posible), serán jornadas prácticamente nulas en horario americano. Y aunque el resto de las horas también cuentan, lo habitual es que en esas fechas los mercados globales actúen con mucha calma.
Este lunes tiene un atractivo poco común: sin horario confirmado, la Fed podría ofrecer un comunicado oficial de política monetaria, que no creemos cambie esencialmente algo, pero que está totalmente fuera de calendario, y que puede mover decisivamente los precios. Bueno es tenerlo en cuenta, sobre todo en la sesión americana.