La última reunión de política monetaria de la Reserva Federal (Fed) tuvo lugar los días 28 y 29 de julio pasado, y al cabo de la misma, el comunicado, siempre prudente, dio a entender que en septiembre habría cambios en los tipos de interés. Incluso, varios funcionarios de la Fed se pronunciaron antes y después del encuentro como partidarios de un movimiento de esta naturaleza.
Probablemente, las actas de dicha reunión, que se conocerán en la tarde del miércoles, desenvuelvan las conversaciones de los funcionarios, y dejen en claro que piensa exactamente cada uno sobre el particular.
Pero claro, nadie contaba con que unos días más tarde, el Banco Popular de China (BPOC) se encargaría de sacudir a los mercados con una baja en la tasa de interés, y tres devaluaciones consecutivas, la última de ellas con nulo efecto en los precios del yuan.
¿Qué cambió desde entonces? Es cierto que en Estados Unidos nadie descalificó las acciones del BPOC, pese a que fueron totalmente imprevistas. De modo que la primera interpretación que se le puede dar es que a la Fed no le ha caído del todo mal lo sucedido. La impresión que da, más bien, es que al organismo se le ha quitado un peso de encima, sacándole el peso de elevar la tasa de interés cuando la inflación está demasiado lejos de niveles aceptables para hacerlo.
Por ello, se puede inferir que las actas llegan algo pasadas de hora. Las discusiones de ese día pueden haber quedado vetustas, mientras ya va llegando el tiempo de pensar en la próxima reunión.
Claro que antes del comunicado de la Fed tendremos un dato que tal vez sea la clave del día: el índice de precios al consumidor de julio. Y en ese sentido, los pronósticos no alientan a que la Fed tome muchas acciones. La inflación se habría mantenido casi sin cambios el mes pasado, lo cual a su vez podría generar una corrección bajista del dólar para el resto de la jornada.
En las horas previas a la sesión americana, el euro trata de no perder el mínimo de la víspera, 1,1015, y a la superación de 1,1065 podría obtener ganancias a la zona de 1,11. El gráfico de 4 horas, si bien mantiene un tono bajista, también muestra un cierto agotamiento en la baja de la divisa única, que se aceleró en la víspera.
La libra esterlina perdió también parte de sus ganancias del martes, aunque sostiene una tendencia ligeramente alcista en el gráfico de 4 horas. El quiebre de 1,5690, primera resistencia, le dará ganancias a la divisa británica, con objetivos, en su caso, en 1,5715 y 1,5750.
El yen, sin cambios, y "tironeado" por dos corrientes de opinión: la que sostiene que su devaluación ha llegado a su fin, y la que cree que no parará de bajar hasta 130. Los gráficos de corto plazo ciertamente no ayudan a dilucidar la cuestión: en los últimos tres días, apenas se ha movido.