El precio del Petróleo WTI se ubica en estos días cercano a los 20 dólares. Solo el día de ayer, el cierre se ubicó por debajo de 19 por barril, un mínimo histórico que no se veía desde hace 18 años. Habría que remontarse al año 2002 para encontrar precios del petróleo tan bajos, considerando aún así, que dicho precio en aquel momento representaba una recuperación importante para un commoditie que durante los años 90 se mantuvo incluso por debajo de sus costos de producción.
Lo que vino a continuación fue la espiral alcista de precios de crudo más grande que se haya podido ver en la historia de la humanidad. En algún momento, el precio del Crudo WTI superó los 100 dólares y se mantuvo allí por varios meses. El petróleo, llamado por afamados expertos de la industria "El Excremento del Diablo" no es cualquier commoditie. Durante años, la geopolítica mundial se escribió sobre los mapas en color negro y no precisamente por el color de la tinta. Gobiernos emergieron y sucumbieron bajo la sombra del Oro Negro, proyectos políticos nacionales, internacionales, o continentales se construyeron a punta de petrodolares que llovían a las arcas soberanas a cambio de esfuerzos mínimos hechos por sociedades con enormes distorciones sociales, políticas y económicas.
Occidente en general tiende a ver el petróleo de una forma distinta a como lo ve la otra parte del mundo. No es sino hasta que el desastre llega a tu puerta que lo reconoces y lo entiendes. Asia y África tienen una larga historia que contar sobre el petróleo. Si bien es cierto que el enorme proyecto de los Emiratos Árabes Unidos ha sido vendido en el mundo como el "Nirvana" de los petroestados, la realidad general, salvo esta excepción, es muy distinta. El petróleo en líneas generales requiere de un Estado capaz de controlar ciertos espacios de su territorio, no necesariamente todos.
Adicionalmente, el conocimiento sobre exploración, extracción, transporte, refinación y venta está a la orden del día en los mercados mundiales, por lo que tampoco hace falta que se eduque y se instruya a la población local para lograr el desarrollo petrolero. La tecnología es igual. Por lo tanto, el petróleo le permite a los políticos gobernar con muchos recursos y sin la necesidad de rendir cuentas porque, aunque nos cueste admitirlo, mientras más aislada mantengan a la población de un país de su industria petrolera, menos le importará.
Así pues, el petróleo, ese gran combustible que permite el desarrollo y la movilidad de las economías desarrolladas, el motor del día a día de las sociedades del primer mundo, ha sido durante mucho tiempo, un recurso indispensable para someter y doblegar a quienes habitan sobre el subsuelo lleno de crudo listo para bomberase al mundo. Los diamantes de Sierra Leona, el oro del Amazonas, y pare usted de contar historias de devastación y explotación, no son muy distintas a las del petróleo.
Paradógicamente hablando, crecí en un país petrolero. Venezuela en los 80 y 90 era un país con una economía monoproductora, una insdustria petrolera sana y fuerte, y una sociedad ávida de vivir de petrodolares. El venezolano común pasaba todos los días de su vida descifrando la forma en que podría hacer negocios con la industria del petróleo.
La llegada de Hugo Chávez al poder en el 1998 trajo consigo una corriente política reformista que no tardó en llegar a la industria, por lo que la época de mayores precios del petróleo nos agarró sin preparación suficiente para enfrentar lo que serían los mayores ingresos de nuestra historia republicana. Una década después, el país está quebrado, endeudado, sumido en una profunda crisis humanitaria y el dinero recibido por las gigantescas ventas de petróleo se perdieron en corrupción y el financiamiento de un proyecto político fallido tutelado por Hugo Chávez y Fidel Castro.
La fiebre del petróleo finalmente parece estar llegando a su fin. Esto no quiere decir que los precios nunca más volverán a subir, probablemente sí lo harán. Lo que quiere decir es que después de una década y media de delirio sobre el petróleo, el mundo parece finalmente haber entendido lo mal que está el hecho de que el mejor negocio del mundo sea una empresa petrolera bien administrada, y el segundo mejor negocio del mundo sea una empresa petrolera mal administrada.
El petróleo no puede ser ese islote aparte donde pareciera que todo vale. La industria petrolera debe someterse a una verdadera sana competencia, donde la eficiencia sea el nuevo motor que dinamice el cambio de estilo que durante casi 1 siglo ha marcado los destinos de los países productores. No puede ser que cada vez que el libre mercado intenta corregir con su sana dinámica natural los precios del petróleo, los miembros de la OPEP se reúnan horrorizados a exigir recortes de producción para subir el costo.
La especulación no puede ser el único objetivo de una industria global y estratégica como lo es la industria petrolera, tampoco puede seguir siendo ésta la chequera de aventuras políticas fallidas que provoquen tragedia y sufrimiento como muchos países de medio oriente y en América, Venezuela. Una nueva doctrina es necesaria. Así como los conquistadores se aventuraron en un pasado en busca de El Dorado, provocando sufrimiento a su paso, es necesario dejar el doloroso capítulo del petróleo atrás y dar paso a una verdadera y moderna doctrina de explotación, distribución y venta aelajda de los vicios que nos han traído hasta ahora, y nada mejor que una importante corrección de precios para comenzar a depurar el mundo petrolero, sus principales actores, su importancia, su dinámica y las razones reales que nos impulsan a seguir creyendo en este commoditie como un activo estratégico para el desarrollo de la humanidad en estos tiempos modernos.