La semana pasada, a pesar del tono bajista en las bolsas, nos ha dejado dos referencias de estabilidad. Por un lado, en los mercados los índices de volatilidad se estabilizan. El futuro S&P 500 VIX cierra la semana casi 9 puntos por debajo de como cerro la anterior y en el nivel más bajo desde el pasado 10 de marzo. Y por otro lado se estabilizan e incluso se reducen los contagios en España e Italia.
También se conocieron una serie de datos macro negativos como los PMIs en Europa y la creación de empleo en EE.UU., pero estas referencias ahora no son tan fundamentales porque nos dicen lo que ya sabemos y están descontadas por los mercados. Estamos sufriendo una tormenta y ya estamos viendo los daños que está causando.
Que nos haya caído más litros de lluvia por metro cuadrado o menos no es tan importante. Lo que necesitamos saber es cuando amaina el temporal. Cuando tengamos la percepción de que los peores momentos han pasado entonces sí que daremos valor a los datos macro en los que buscaremos reconfortarnos. Ahora es el momento en el que tienen valor las percepciones y las referencias de estabilidad que he comentado nos deben hacer percibir la situación con mayor optimismo.
Aunque ahora nos toca vivir el día a día, el inversor siempre tiene que mirar al futuro. Los mercados financieros no son otra cosa que una proyección del futuro económico. En ocasiones como en la que vivimos un elemento inesperado e impredecible ha ensombrecido el futuro económico, reflejándose en los mercados.
La falta de referencias anteriores de un hecho de esta naturaleza está haciendo que la predicción del futuro económico por las distintas autoridades y por los mercados sea más dificultosa. Pero sí que hay un consenso generalizado, con unos buenos fundamentales científicos y económicos, de que en el segundo semestre de 2020 se retomará el ritmo de actividad, saliendo de la recesión. Y que el año 2021, el año de la inmunidad, será un año excelente de crecimiento global.
Por esto, el inversor debe poner el foco en el año 2021 a la hora de tomar sus decisiones. Debe huir de la rabiosa actualidad de campos quemados y observar que la tierra sigue siendo fértil para cuando llegue la nueva cosecha. El parón económico que se está provocando, acompañado de medidas de control y mantenimiento de las estructuras básicas, es similar a una quema de terrenos agrícolas. Se realiza para eliminar las malas hierbas, plantas muertas, enfermedades de las plantas o plagas, así como para regenerar pastos o aumentar la producción de futuras cosechas. Por supuesto que estas acciones tienen el riesgo de generar un incendio forestal y un impacto mayor del deseado, pero debemos confiar que las autoridades no lo van a permitir.
La semana en la que entramos seguiremos construyendo el suelo del mercado y la referencia básica seguirá siendo la expansión de la pandemia. Llegan momentos de mayor impacto en Estados Unidos, por lo que los índices de Wall Street pueden verse más afectados. Especialmente debido a que las compañías van a reducir las compras de autocartera, lo que reducirá el volumen de compradores en el mercado. Pero si la evolución de contagios en Europa sigue la tendencia bajista puede servir de catalizador para que la volatilidad continúe estabilizándose. Que tengamos una semana negativa pero con baja volatilidad será una buena referencia de que en los mercados lo peor de la tormenta ya ha pasado.