En reunión de Ministros de Finanzas de la eurozona, que tiene lugar el viernes en Riga, capital de Letonia, se siente un fuerte malestar con el Gobierno de Grecia, en especial con su titular, Alexis Tsipras.
El funcionario intentó pasar por encima del grupo de Ministros y dirigirse directamente a la canciller alemana Angela Merkel, para buscar una solución a la deuda de su país, cuya caída en default se acerca si no logra acordar en los próximos días.
La cuestión es bastante simple, al decir de los ministros: están esperando una propuesta de Grecia para que sus socios puedan evaluarla, y dar un sí o un no a la misma, lo cual no es algo menor: de esta respuesta dependerá de que la economía griega, golpeada y desarticulada, caiga nuevamente en cesación de pagos.
Esto no sería lo más grave, si no dependiera, en parte al menos, la permanencia de Grecia en la eurozona y, claro, siguiera teniendo al euro como moneda nacional. En nuestra opinión, nada de ello está en peligro, más allá de un default, que es una cuestión más vinculada a las circunstancias económicas y políticas del momento, pero que no haría mella en un proyecto tan importante como lo es una moneda única, que agrupe a tantos países.
Ya el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dejó en claro ante una crisis similar que la entidad hará lo que sea necesario para que nadie deje el euro, y para mantener la armonía entre los socios.
Pero (siempre hay un pero), ante la ausencia de otros datos de suma importancia, y frente a una semana que probablemente sí ofrezca novedades -el miércoles 29 finaliza otra reunión de política monetaria de la Fed-, la cuestión de Grecia le queda cómoda a muchos, comenzando por quienes gustan de armar siglas o nombres raros, como el que ahora está de moda: grexit.
En ese contexto, lo conveniente es centrarse en los precios, y no en comentarios. El dólar parece estirar su corrección bajista en todos los frentes, algo que vimos en primer lugar ante el petróleo, que se acerca a los 60 dólares, y que puede continuar su alza hasta la zona de 65,60 en las próximas semanas.
En cuanto a las divisas, es notoria la recuperación del euro, pese a los ruidos que genera Grecia, pero apoyado, al menos el viernes, en una sólida encuesta IFO de Alemania, el dato que al cabo muestra el estado de ánimo de los mercados respecto no solo a ese país, sino a todo el bloque europeo.
La libra esterlina superó con fuerza la zona de 1,51, en tanto el yen opera sin cambios importantes, a la espera de señales del Banco de Japón en cuanto a probables ampliaciones del plan de estímulo a la economía.
Para destacar, a su vez, es la recuperación del dólar canadiense, que llegó hace pocos días a su máximo desde el 21 de enero pasado, y que se encamina, alza del petróleo mediante, a la zona de 1,19, objetivo que podría coincidir con la llegada del WTI a 62 dólares.
La onza de oro, por su parte, mantiene un marcado tono bajista, que podría extender a las próximas horas, perjudicando a la vez al dólar australiano, cuya tendencia alcista de los últimos días entra en zona de sobre compra; el aussie se prepara para un movimiento bajista que puede tener lugar entre el viernes y el lunes, con una figura de doble techo en los gráficos de 4 horas.
Para la sesión americana, la agenda incluye el dato de órdenes de bienes durables, a las 8:30 del este.