Tuvimos un viernes de fuertes movimientos que le dieron un impulso alcista al dólar en todos los frentes, motivados en dos razones fundamentales: la medición del índice de precios al consumidor, que inesperadamente creció un 0,3% en abril, y la presentación de la presidente de la Fed, Janet Yellen.
La cifra no dice mucho en sí misma, si no fuera porque es la principal variable que maneja la propia Fed para mover sus tipos de interés, que siguen casi nulos desde diciembre de 2008; precisamente, el discurso de Yellen rondó sobre el particular.
La funcionaria fue clara en decir que muy probablemente hay aumentos de tasa durante 2015, si la economía crece de acuerdo a los pronósticos. Para ello, dijo, hay que evaluar la evolución del mercado laboral, el cual dio muestras de una sólida mejora en 2014, con una ligera desaceleración en marzo y abril de este año, atribuida por la propia Fed a factores estacionales, y la evolución de la inflación.
Sobre esta cuestión es que sigue habiendo dudas, ya que Yellen quiere estar segura de que la evolución de los precios al consumidor rondará el 2% en los próximos años, algo ciertamente improbable de acuerdo a lo que vemos en los últimos meses.
De todos modos, aclaró, el alza de tipos de interés será gradual, como ya lo había expresado en varias oportunidades, buscando no generar sobresaltos en una economía que sale de una severa crisis, lo cual costó billones de dólares.
El dólar se fortaleció de inmediato, y ese camino parece tomar desde ahora y por los próximos días al menos. Claro que la novedad no le cayó bien a las bolsas: el índice Dow Jones retrocedió fuerte al ver que se termina el dólar barato -ya terminó hace mucho pero ahora parece que en forma definitiva-, y el mismo camino tomarán los índices de otras latitudes.
La semana luce como muy atractiva para las divisas: con el dólar al ataque de nuevo, con el euro que parece perder todo el terreno ganado en los últimos meses, y la libra a mitad de camino entre la recuperación y una pesada baja, el mercado tiene por delante días de gran actividad. Las cifras de PBI de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá dominarán el panorama, sin olvidar el índice de confianza del consumidor, previsto para el martes.
Por otro lado, si bien no habrá noticias desde Japón, el yen parece tomar una nueva senda bajista, cuyo objetivo puede situarse en 127,50/128 en las próximas semanas. Para evitar un movimiento de este tipo, su precio deberá quebrar al menos 118 rápidamente, algo que no se ve probable con la baja que sufrió la moneda nipona en los últimos días.
El lunes, inusualmente,tenemos festivos en la mayoría de las plazas financieras europeas y en EstadosUnidos. De allí es que el movimiento delas divisas será prácticamente nulo.