En medio de una semana repleta de información, pocos son los datos que mueven con cierto sustento a las divisas principales. El miércoles fue el turno de la presentación de la presidenta de la Fed, Janet Yellen, ante el Congreso. La funcionaria, en línea con sus últimas presentaciones, dio a entender que si la economía norteamericana sigue creciendo en algún momento del año habrá aumentos de tipos de interés.
La afirmación no deja nada en claro, aunque es fácil comprender que si no hay inflación, los bancos centrales no tienen motivos reales para mover los tipos de interés. Y, como se ve en los últimos meses, la inflación no crece en Estados Unidos, pese a que sí lo ha hecho el mercado laboral.
Pero, como sea, los mercados dejaron de mirar a Grecia en primer plano, para volcarse nuevamente en la cuestión que los desvela desde dos años hasta aquí. El Libro Beige de la Fed, un compendio de opiniones de las 12 Reservas Federales regionales, tampoco aportó información valiosa.
El dólar, de todos modos, creció ante las divisas principales, en especial ante el euro, que quebró 1,10 con fuerza, y ante el dólar canadiense, que ya se ubica en mínimos de principio de 2009, cuando su materia prima vinculada, el petróleo, se desplomaba en medio de la crisis global de esa época. Esta vez, por otros motivos -recorte de 0,25% de la tasa de interés por parte del Banco de Canadá, medida no esperada-, hizo trastabillar al Loonie, que no tiene un piso cierto en el corto plazo. Poco lo ayudó un inventario semanal de petróleo con existencias menores a lo que aguardaban los analistas.
Por el lado de Europa, el Gobierno de Grecia logró convencer al Congreso local de votar a favor del mismo plan de ajuste que el propio Gobierno le pidió al pueblo que no apruebe. Lo que parece un juego de palabras es la realidad de un país que en medio de la votación de la noche sufrió brotes de violencia y gran incertidumbre. Finalmente, el Gobierno ganó, y se dispone a solicitar el tercer rescate de la economía local en cinco años. Dentro de tres años se vivirá algo parecido. O peor.
Y precisamente sobre esta y otras cuestiones es que hablará a las 8:30 del este el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, luego del anuncio de política monetaria de la entidad, previsto a las 7:45. Descartado cualquier cambio en los tipos de interés, Draghi abundará sobre los efectos positivos, según su propia visión, del tardío plan de estímulo a la economía implementado en marzo pasado, y que tiene en principio alcance hasta septiembre de 2016, a razón de 60 mil millones de euros por mes. Una montaña de euros que empujarán a la divisa hacia abajo, justo cuando la Fed habla de subir su tasa en cualquier momento.
En la mañana americana, además, se conocerán las habituales peticiones semanales de desempleo de los días jueves, y el índice de la Fed de Filadelfia, lo cual le dará forma definitiva a un dólar que tiene bastante para ganar en los próximos días.