Hasta hace unos días, el IBEX nos hacía sufrir. Se mostraba errático, volátil. La incertidumbre que nos generaba con sus idas y venidas, no nos producía ninguna sensación de bienestar, ni nos permitía tomar una decisión. Sin embargo, en los últimos días parece haber cambiado, harto tal vez de ese comportamiento, y se vuelve a mostrar tranquilo, amable. La pregunta que más de uno se estará haciendo ahora es: va en serio y podemos comprometernos con él o simplemente es que se siente sólo, aburrido y quiere pasar una noche loca con nosotros, para volver a dejarnos en la estacada con el corazón roto. Pues bien, eso nunca lo vamos a saber a ciencia cierta, por lo que tendremos que arriesgar en esta relación y es que al final, tanto la bolsa como el amor, tienen muchas similitudes. Después de las alzas de estos días atrás, hoy nos hemos tomado un reposo, consolidando este giro alcista en el corto plazo. ¡Bien! Ni las bajadas en picado, ni la subidas desatadas, son buenas a la hora de buscar una estabilidad.
Si nos centramos en el IBEX, hoy podemos decir que nos hemos quedado a menos de 100 puntos de la resistencia de los 8.896, en definitiva, los 8.900. Esa proximidad podría tener su efecto corrector y llevarnos a tomar apoyo en los 8.500. No obstante, con esta nueva euforia, un ataque que permitiese a nuestro selectivo romper con este nivel, le llevaría con toda probabilidad a los 9.000 puntos, dando continuidad al cambio en el corto plazo e incluso abriendo la puerta a un intento por el cambio en la directriz de medio plazo. Un escenario así, abriría la puerta a los 9.500 puntos. Sin embargo, a pesar de que el sentimiento esta cambiando y el mercado es el que manda, yo sigo mirando de reojo a los 7.500. Fue ayer cuando estábamos sufriendo por ese amor no correspondido, por lo que pedir la mano tan rápidamente, me parece poco prudente, a pesar de sus continuos guiños. Consejo: tener siempre un plan de escape en forma de stop.