Llevamos varias semanas esperando lo inevitable, la temida corrección de los mercados. Lo gracioso de ello es que después de llevar semanas esperando y sabiendo que llegaría, nos inmovilizamos y en algunos casos no se cortan perdidas esperando señales divinas que nos ayuden a salir de la operación que nos han enganchado. Inmovilizarse en estos casos es la peor de todas las opciones. Pongamos un punto de humor a esta historia:
Caminando por la selva un explorador se topa con un león dormido. Poniéndose de rodillas ante él, murmura: “Por favor, no me comas”. La bestia sigue roncando. Esta vez grita: “¡Por favor, no me comas!”. El animal no se da por enterado. Temblando, le abre las mandíbulas y acerca su cara a los colmillos para volver a gritar el ruego. Inútil. La fiera no despierta. Histérico, comienza a darle patadas en el trasero: “¡No me comas! ¡No me comas! ¡No me comas!”. El león se despierta, salta sobre él y, furioso, comienza a devorarlo. El hombre se queja: “¡Qué mala suerte tengo!”
Pues muchos de nosotros, hoy murmuramos esto. Todavía necesitábamos decirle al león un par de veces mas no me comas, no me comas. ¿Os dais cuenta lo masoquistas que llegamos a ser?
Ayer, dando una de las sesiones formativas rutinarias, lo comentaba con uno de mis alumnos, la temida “Parálisis por análisis”. Esta semana dos inversores distintos me planteaban el mismo problema, y decidí escribir al respecto porque seguramente una amplia mayoría de los lectores habéis sufrido en más de una ocasión esta parálisis.
¿Cómo resolverla?
La parálisis por análisis surge por el afán de perfeccionismo que tenemos instaurado en nuestra cabeza. Es un proceso de estancamiento que sufrimos cuando pensamos en exceso acerca de una situación que queremos solucionar. Precisamente debido a esa falta de acción o de toma de decisión las cosas permanecen largo tiempo como están. Nada cambia, seguimos en el mundo de las ideas y los deseos en lugar de movernos mediante pequeños pasos. Del exceso de análisis probablemente sobrevenga una falta de progreso en nuestros proyectos y un número de problemas creciente a largo plazo.
El activo en situación perfecta de compra o de venta no existe. Existen tantos tipos de análisis que un mismo activo dependiendo de cómo lo estudies te dará opción a comprarlo o venderlo de ahí la oferta y demanda existente. ¿Te suena no llegar a ejecutar una orden de entrada porque siempre tienes algún detalle que añadir para confiar plenamente en esa operación?
A veces, la causa puede ser el miedo al fracaso por lo que no queremos dejar ni un cabo suelto o tememos no ser lo bastante buenos o, sencillamente, porque nos enamoramos de un valor y queremos mimarlo y dar lo mejor de nosotros.
Es del todo comprensible dedicar un tiempo al análisis, y con más razón en nuestro mundillo que cualquier decisión implica siempre elementos de riesgo. Pero llega un momento en que seguir pensando o recreándonos en muchos detalles no ayuda y se vuelve improductivo ya que entorpece nuestro avance y requiere una inversión en tiempo desproporcionada.
Mi recomendación: robotícese y conteste a una serie de preguntas que siempre sean las mismas, no divague y se recree echando líneas, retrocesos y poniendo indicadores. Cree una única rutina de análisis que le lleve a desencadenar los distintos caminos. Escriba sus preguntas y respuestas para no salirse del plan establecido.
Ejemplo de algunas de las preguntas que puede guiar su análisis:
- ¿Qué tendencia tiene este activo?
- ¿Dónde están los soportes o resistencias relevantes?
- ¿Cómo colocaría mi ratio riesgo/recompensa?
- ¿Por gestión de capital ese reparto es lógico y probable?
Recomiendo que sus preguntas cumplan con las 4C. Es decir que sean: claras, concisas, concretas y ¡solo cinco!
Una vez trazada tu ruta no se cuestione constantemente si el plan y sus elementos son buenos o perfectos. Piense que lo peor que puede pasar es que salte el stop y en este trabajo asumir perdidas (siempre bajo control) debe ser parte del objetivo de rentabilidad anual.
Por último, si necesitas segundas opiniones, aquí estamos, apóyese en personas algo más arriesgadas que usted, que no sean irresponsables y tengan suficientes conocimientos para poder obtener una segunda opinión a su análisis. ¡No estás solo en esta carrera y simplemente puede ser una racha de indecisión transitoria!