"No se habla de otra cosa. En los cenáculos considerados como más solventes se insiste en que pronto se producirá una cascada de defaults de bonos corporativos y de concurso de empresas, porque el crédito no fluye ni parece que fluirá a corto plazo. Los bancos están dispuestos a dar crédito a las empresas, a los autónomos, a los individuos y a las familias. Pero dentro de este amplio espectro la pregunta es universal: ¿a quién, para qué y con qué garantías? En la situación de estancamiento actual, después de un corte recesivo muy profundo, estos requisitos sólo los cumplen los que realmente no necesitan el dinero. Los bancos, presa de sus males pasados y necesitados aún de fuertes dosis de capital, como advierten unos y otros, pero no reconocen los propios bancos, se la cogen con papel de fumar. Si sueltan un euro en crédito necesitan el respaldo de dos euros para ese euro prestado. La situación es la que es y no como nos gustaría que fuera", dice el director de Bolsa de una importante gestora.
"Tal es así, que en los últimos días están apareciendo noticias de alto calado respecto a este fenómeno y su incidencia en uno de los tejidos más sensibles de la economía española, el de las pequeñas y medianas empresas. En términos de Bolsa, que es nuestro negocio potencial, aún no hemos salido de la ciénaga de Pescanova y ya hemos entrado en el concurso de La Seda de Barcelona, al que, según medios bursátiles, pronto se unirán otras...".
"A nuestros cliente volvemos a repetirles que las advertencias han sido y siguen siendo muy serias: el fuerte volumen de deuda que arrastran las compañías europea ha alcanzado niveles que, para los expertos de CreditSights, podría ser insostenible si los bancos ralentizan aún más el ritmo de concesión de créditos y préstamos. El analista de esta firma, David Watts, aseguraba hace poco que “las empresas están en la actualidad con unos altos niveles de deuda” que, “con la financiación de los bancos evaporándose podría resultar insostenible”. Todo apunta a que así será. Ahora más que nunca hay que elegir bien el papel, sí, el papel de los bonos, obligaciones, cédulas y demás empréstitos. Ese es el gran corralito del que tanto se habla desde hace algunos años...".
"Cambian los tiempos, las modas, los hábitos y las costumbres. También, y más rápido que lo anterior, los instrumentos e ingeniería financiera. Hasta hace unos meses la comunidad inversora española estaba pendiente de la amenaza de un corralito a la argentina, que se evaporó el mismo día que surgió el miedo, la amenaza a este fenómeno. Ello, sin embargo, no significa que el corralito no se haya instalado en España, que no exista ¿Qué podemos decirles a nuestros clientes cuando nos piden explicaciones teóricas, unas veces, tangibles, las más, acerca de sus preferentes, bonos patrióticos, cédulas territoriales, pagarés de empresas, bonos, convertibles y otros instrumentos que han emitido los bancos y cajas de ahorro en los últimos tiempos para tapar agujeros y poder sostener unos insostenibles recursos propios. El corralito que afecta a miles de ahorradores españoles no es otro que la pérdida de valor de los instrumentos elegidos para colocar su dinero, porque la demanda en los mercados secundarios, si es que este ahorrador necesita su dinero antes del vencimiento, es raquítica y, además, mucho peor que la manifestada por los fondos buitre: los descuentos sobre precios teóricos son atroces, similares, incluso superiores, a los que ofrecen las preferentes. Y esto es así, porque en los últimos cuatro años, a golpe de apertura y cierre de los mercados de financiación a bancos y empresas españolas, se ha creado la mayor Bolsa ilíquida de instrumentos financieros...".
"Incluso los inversores que yo consideraba que tenían los nervios de acero han caído en la Gran Trampa, en la que yo denomino Bolsa de iliquidez. A la sombra de tipos cero, que se han mantenido durante meses y meses, unos y otros han emitido títulos de renta fija hasta la saciedad aprovechando, precisamente, la desazón de muchos ahorradores, que han visto cómo las letras del Estado apenas rendían algo, que la Bolsa es una ratonera, mucho humo, y que el tiempo pasa sin que su ahorro merezca mejor trato. Hay que tener, digo, nervios de acero y esperar con el dinero en la cuenta corriente sin recibir remuneración alguna. Es más, el dinero en el banco cuesta dinero. Pero es lo que hay. Ya vendrán otros tiempos, que vendrán. La avalancha de emisiones de bancos, cajas de ahorro y empresa con bonos convertibles, preferentes, cédulas hipotecarias...no tienen precedentes. Han dejado el mercado exangüe ¿Qué pasará a continuación? La experiencia demuestra que muchas de estas emisiones registrarán caídas de precios en picado, porque no habrá demandantes en los mercados secundarios, pero sí muchos oferentes. Se ha creado la Madre de Todas las Bolsas líquidas. Compras hoy un pagaré al 100% y mañana, si necesitas el dinero, te lo recomprarán al 70% o menos...".
“...Algunos me dicen que esperan al vencimiento. Llegado el vencimiento, les digo yo, muchas empresas te van a dar un abrazo. ¡Y date por satisfecho! Otras te darán papel por papel, es decir, te renovarán el que tienes. Y algunas ni siquiera llegarán al vencimiento. A la gente le cuesta mucho enfrentarse a la realidad y reconocer que no hay dinero para todos. Les cuesta reconocer, además, que hay empresas cotizadas en Bolsa que llevan mucho tiempo con la cotización suspendida, lo que confirma que el tejido empresarial español no es tan sano como se pregona. Por eso, el aluvión de emisiones reciente va a dejar muchos cacareando y sin pluma. Nadie hay seguro y la renta fija, como todo el mundo debería saber, ni es renta ni es fija…”, me dice un importante gestor de patrimonios.