Los plazos se van acortando en la negociación que llevan adelante Grecia y sus socios de la eurozona, y a pocos días del límite de fin de junio, las partes poco avanzan en la búsqueda de una solución.
El gobierno griego apela a un recurso bastante antiguo: tratar de ganar tiempo llevando todo lo conversado a fojas cero, y buscando un acuerdo prácticamente de la nada. El resto de Europa, naturalmente, no acepta este desafío, y solo espera ofertas hechas con seriedad, algo que no parece estar en el menú de opciones de los griegos.
En esas idas y vueltas corren los días, hasta que finalmente, cuando falten horas, se llegue a un acuerdo de emergencia, ante la alarma mundial que llegará hasta los periódicos que pocas veces se ocupan de temas financieros.
Pero también estamos en la víspera de un día trascendente, como lo es cada vez que la Reserva Federal anuncia sus tipos de interés, o por lo menos lo que con ellos hará en el futuro. Si bien se descartan movimientos de esta naturaleza el miércoles, el mercado reaccionará como suele hacerlo ante este tipo de anuncios, por que las divisas, al menos algunas de ellas, permanecerán algo más tranquilas el martes.
En este contexto, las monedas europeas no han perdido el tiempo: dado que se espera un alza del dólar bastante próximo, es lógico esperar una baja anterior; ergo, cuanto más baje la moneda norteamericana el martes, es probable que mayor sea su fortaleza con los anuncios de la Fed. Algo bastante previsible.
Los datos conocidos hasta el momento, si bien algo fuera de los pronósticos, solo lograron frenar el alza del euro y la libra: el índice ZEW de Alemania cayó este mes debajo de lo esperado, y la inflación minorista en Reino Unido en el 0,1%, sin cambios.
Claro que la sesión americana apenas si comienza, y aún tiene ingredientes para el análisis: los permisos de construcción, dato clave, se conocerán a las 8:30 del este, y pueden impactar en el dólar.