En medio de una relativamente tranquila sesión de martes, el presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Dennis Lockhart, dio señales claras de que la Fed aumentará los tipos de interés en su reunión de septiembre.
Lockhart no es de los funcionarios más activos en cuanto a declaraciones, y habitualmente su voto va en línea con el de la mayoría. Si precisamente una figura de su perfil declara algo semejante, es porque buenas razones tiene para hacerlo, y será mejor creerle.
Los mercados lo hicieron, y de inmediato se volcaron al dólar. La bolsa de Nueva York, cuyos índices principales vienen dando indicios de agotamiento en sus respectivas tendencias alcistas, sufrió una baja importante al cabo de la sesión. Y las divisas líderes cedieron ante el dólar en la misma medida.
Estos movimientos, que por supuestos pueden revertirse luego, dan señales claras de cual es el sentimiento del mercado respecto a un alza de tipos por parte de la Fed. Cuando esto suceda, las acciones comenzarán un lento pero difícil camino bajista, primero a modo de corrección, y luego con un cambio de tendencia, lo cual dependerá de la perioricidad y el modo en que el organismo eleve la tasa de interés.
Todo esto demuestra también a que punto se generó una burbuja a partir del dólar barato, que se volcó en forma de billones a la economía, pero con enormes desvíos a los mercados, que a falta de mejores oportunidades se lanzaron a la compra de acciones de empresas cuyos números no son los mejores. De otro modo, como se explica un alza a máximos históricos en medio de una emergencia económica como lo supuso la inyección de 80 millones mensuales? Y si no fuera, por qué justo en el momento en que las cosas marchan mejor las acciones se desinflan?
Lo peligroso no es el aumento de las acciones, sino la falta de sustentabilidad de estos aumentos de precios. La misma burbuja explotó hace poco en China, y esta no habría existido si el Gobierno local no hubiera cambiado la legislación que permitió que millones de personas se vuelquen a los mercados, maquillando una desaceleración económica que se hace evidente con cada publicación de PBI.
La situación de China, por el momento, y más allá de alguna señal de alarma, no trascendió las fronteras locales. Pero tardará minutos en extenderse una crisis generada en Nueva York. De allí es que la Fed tiene otro argumento para moverse con extremo cuidado antes de tomar acción.
Las divisas, últimamente atadas a la suerte del dólar más que a sus propios fundamentales, también ceden, y probablemente lo hagan con mayor intensidad a medida que se acerque el 16 de septiembre, fecha de la reunión clave de la Fed. Pero claro, para ello aún queda un mes y medio, y decenas de noticias por conocerse. De allí es que mantenemos nuestro criterio de que difícilmente el dólar estire sus ganancias antes de tiempo. Si ello sucediera, no le quedaría mucho lugar para crecer cuando realmente tenga motivos válidos a mano.
En medio de todo esto, comienza formalmente el mes, con varios informes que tendrán fuerte impacto en los precios, y que conviene repasar. A las 8:15 del este se conocerá la encuesta ADP de empleos privados en Estados Unidos, dato que puede ser un buen anticipo del informe emitido por el Departamento de Trabajo, a publicarse el viernes. Se espera otra buena cifra en julio, por encima de los 200 mil puestos de trabajo creados en el sector privado. A la misma hora, se conocerá la balanza comercial de Canadá y también de Estados Unidos. El dólar canadiense atraviesa un tiempo bajista, impulsado por el precio del petróleo, por datos propios de Canadá, y también por la fuerza del dólar. Aún así, podría recuperar algo de terreno ante la publicación de la cifra.
A las 10:00, finalmente, será el turno del ISM de servicios, tal vez el informe más importante del día. Se espera una medición de 56,3 puntos, por encima de la del mes pasado, dato importante teniendo en cuenta que cada variable será analizada por la Fed al detalle, como lo expresó el mencionado Lockhart en la víspera.