Si un rally de las acciones de Nueva York como al que estamos asistiendo en las últimas semanas hubiera tenido lugar un año atrás, nadie dudaría en calificarlo de histórico, y con un clima de amplio optimismo.
Sin embargo, las medidas que el presidente Trump no tomó, y apenas anunció que tomaría sin dar demasiados detalles, hacen que los inversores tomen varias precauciones. En otras palabras, los máximos históricos que tocan los índices día a día aparece cada vez más frágil, y con algunos signos de que, cuando finalicen, no volverán a aparecer durante mucho tiempo, tal vez años.
Para comprobarlo, basta ver el comportamiento de las monedas principales. El yen, activo de refugio donde los haya, al igual que la onza de oro, retroceden violentamente, para recuperarse de la misma forma en horas. Son señales que no deben dejar de tenerse en cuenta.
El euro, por su parte, se mueve sin una dirección del todo clara en estos días, pese a que mostró algunos signos de fortaleza el jueves. Tanto si crece 200 puntos como si los pierde, estará justificado, porque desde la eurozona se desprenden buenos y malos síntomas por partes iguales.
Ahora apareció Grecia, después de dos años. Ya en su momento, marzo de 2015, cuando el entonces líder Tsipras renunció, y el país heleno estuvo a punto de declarar su default, el euro se desbarrancó a 1,0460, siendo en su hora el mínimo de 12 años. Cuando la cuestión tuvo una solución que era obvia, esto es un perdón parcial a la deuda y ganar tiempo, dijimos que en unos años este problema iba a repetirse. Y dos años después, Grecia vuelve a estar en el candelero, y no por buenas razones.
Sin embargo, no todo pinta mal para el euro. Desde abril, el plan de estímulo se reducirá a 60 mil millones de euros, desde los 80 mil actuales, y eso debería darle una mano. Claro que no estamos teniendo en cuenta un posible aumento de tipos de interés de la Fed en marzo...
La libra esterlina parece jugar otro juego. La cuestión del Brexit gana y pierde peso en forma alternativa, y todo parece definirse en marzo. Sin embargo, la libra tiene bastante para ganar, y será difícil que pierda su cota de 1,20 otra vez si nada extraño sucede. Es por demás extraño ver a una moneda como la libra tan débil, y eso no tiene mucho sustento. Es más, si el Brexit finalmente se aprobara, la libra debería fortalecerse, y no caer. Se supone que la economía británica, sin ataduras a la UE, tendrá mucho más para crecer.
De manera que todo lo que estamos viendo en el mercado, movimientos muy punzantes hacia un lado que repentinamente cambian de dirección, no extraña, aunque no deja de causar dolores de cabeza a más de un operador. Es una buena oportunidad para tomar acción en plazos muy cortos, utilizando el análisis técnico en temporalidades muy pequeñas, y sin mucho riesgo. Pruébelo, y verá cuanto más sustentable es su operatoria.
Si dispone de mucho dinero, y quiere jugar una ficha a la onza de oro, no deje de hacerlo, aunque en su caso a largo plazo. Un lote en la onza de oro significa que cada punto tiene un valor de 100 dólares (1 dólar son 100 en este caso), y con un valor cercano a los 1.200 dólares, el flotante más grande que puede tener es de 120.000 dólares. Claro que para ello, el oro debería valer cero, y eso sí que podemos afirmar que jamás sucederá. Así que si puede esperar, y tiene dinero y espalda para hacerlo, tal como viene el mercado, y con Trump a punto de hacer anuncios de difícil digestión, comprar oro es buen negocio.