Lenta pero constantemente, las tasas de inflación en muchas partes del mundo están aumentando. En el caso de Estados Unidos, ya han alcanzado niveles cercanos al 3%. Una mirada más de cerca a la composición de la inflación de EE.UU. ofrece algunos datos interesantes, como muestra nuestro "Gráfico de la semana".
Los precios siguen aumentando a un ritmo constante en el sector servicios y, con cierta volatilidad, también en los bienes no duraderos. Sin embargo, los precios de los bienes duraderos experimentaron un desarrollo interesante: tras haber subido en los años ochenta y principios de los noventa, cambiaron repentinamente de rumbo y, en promedio, bajaron desde mediados de los noventa. Varios factores que podrían ayudar a explicar esta tendencia vienen a la mente: la globalización podría contribuir al declive, así como el progreso tecnológico. Sin embargo, lo que es aún más notable es el hecho de que, a pesar de la caída de los precios, los productores de bienes todavía consiguen mantener sus márgenes de beneficio. Esto es un buen indicio del sólido aumento de la productividad de este sector.
Sin embargo, no deben descartarse nuevas reversiones. Por ejemplo, es probable que el impacto deflacionario de China sobre los bienes duraderos ya haya superado su punto máximo. Al mismo tiempo, el progreso tecnológico en forma de inteligencia artificial podría frenar el aumento de los precios en el sector de los servicios. No esperéis que la inflación se convierta en un tema aburrido en los próximos tiempos.