La respuesta de Occidente a la invasión rusa de Ucrania ha sido mucho más fuerte y rápida de lo que parecía descontar el mercado. Alguna de las medidas han sorprendido por su dureza, en particular las restricciones aplicadas sobre el Banco Central Ruso y su fondo soberano.
Ahora mismo, el mercado se encuentra teniendo que escoger entre dos narrativas muy distintas. La primera, que la resistencia ucraniana y las fuertes sanciones fuercen a cierto compromiso por parte de Rusia, lo que podría ser buenas noticias para los mercados en el medio o largo plazo. La segunda, más preocupante en especial para el devenir de Ucrania, que fuerce a Rusia y a Putin, en una situación errática y con presión interna, a redoblar la apuesta y llegar a un escenario mucho peor. Imposible para los mercados saber por cuál decantarse.
Todo ello va unido además a un contexto de inflación en el que los bancos centrales se encontraban en una trayectoria de ir reduciendo los estímulos y subiendo los tipos de interés, en especial en Estados Unidos. Ahora, los bancos centrales tienen si cabe menos margen de maniobra: estas sanciones seguramente se traduzcan en más inflación en materias primas que exportan Rusia y Ucrania (trigo, Futuros paladio, etc.), que repercutirá en la inflación de los productos del resto de economías. Esto apoya que tengan que seguir con las políticas de subida de tipos y de eliminar los estímulos. Sin embargo, toda esta incertidumbre también se puede concretar en crecimiento por debajo de los esperado e incluso, si la escalada bélica continuase en uno de los dos escenarios que comentábamos, llevar a cierta crisis económica también en occidente, poniendo en entredicho la ruta que habían diseñado los bancos centrales.
Para complicar aún más el escenario, en épocas de tanta incertidumbre el dólar tiende a reforzarse lo que, unido a las sanciones impuestas a Rusia, repercutirá en un mayor endurecimiento de las condiciones financieras en los mercados emergentes.
Como conclusión, esta es una situación muy difícil de navegar para los bancos centrales, para los gobiernos y, por lo tanto, para el inversor. Los sectores defensivos seguramente continuarán siendo los que mejor se comporten, especialmente sectores como energía, consumo no discrecional y salud. Si se siguen produciendo caídas, probablemente empiecen a surgir algunas oportunidades en tecnológicas y otros sectores que van a ser muy castigados. Aquel inversor que las estudie y analice podría encontrarse ante una gran oportunidad en el largo plazo.