Comienzan a tomar más cuerpo las versiones que indican que el Banco Central Europeo podría recortar nuevamente su tasa de interés de referencia, a escasos días de su próxima reunión de política monetaria. Lo que no fue una versión, y sí formó parte de un mensaje contundente, es lo expresado por la líder de Alemania, Angela Merkel. La mandataria se mostró partidaria de que el BCE aumente los tipos de interés.
Estas cosas no hacen sino mostrar como una fotografía de alta definición el divorcio que existe entre Alemania y el resto de Europa. Mientras el sur del continente vive penurias insoportables para naciones con historia rica, el norte brega por aumentar la tasa de interés que, como se sabe, solo generará mayor recesión y aumento del tipo de cambio del euro, dos factores asfixiantes para economías en problemas.
Tal vez no estén tan equivocados quienes creen que Alemania debería irse del euro. Merkel deja en claro, pese a que se preocupó por decir que los demás países también cuentan, que está abocada a los problemas de su nación, algo lógico, y no tan preocupada por el destino de quienes acompañaron a la propia Alemania en este proyecto político llamado euro.
Con el euro, Alemania no solo busca seguir cerrando heridas que abrió hace 70 años, unificando monedas, fronteras, caminos. También logró quedarse con la soberanía monetaria del resto de Europa, a cambio de la cual llenó de luces de neón a naciones empobrecidas.
Durante los primeros tiempos, como en toda fiesta, nadie pensó que lo bueno algún día se termina. Así, España construyó tantas viviendas como Estados Unidos con algo más del 10% de la población de este país. Portugal, Irlanda, Grecia, tomaron créditos a tasa de ricos, con estructuras pobres.
Alemania hizo entrar de prepo al sur europeo al primer mundo, con el euro como bandera. Y muchos aplaudieron al euro a 1,60, considerando que una moneda fuerte es sinónimo de economía sólida, justo en las vísperas de la peor crisis que aún no se ha ido, y que amenaza con permanecer intacta durante mucho tiempo más.
Con los primeros resultados nefastos de esos pequeños errores de cálculo de los ejecutivos de Wall Street, que hicieron quebrar a Lehman Brothers como insignia de lo que venía, la fiesta en Europa terminó.
Y así comenzaron a aparecer las grietas de un proyecto que tiene mucho de político, poco de monetario, demasiado de improvisación, y que sobre todo deja en claro la falta de un líder capaz de generar confianza al resto.
Merkel no acierta en explicar, tal vez porque no existen argumentos válidos, que el euro bajo no favorece a su país, pero sí al resto. Se enreda en ese verdadero enjambre de idas y vueltas que envuelve a los bancos, y a los tantos organismos que dicen fiscalizar a los mismos. Y en la discusión de la unificación bancaria, de créditos impagos que nadie quiere afrontar, y de cuentas que los contribuyentes sí o sí terminan sufriendo en carne propia, va pasando el tiempo, sin que algo quede al menos parcialmente resuelto.
Con todo, Mario Draghi, Presidente del BCE, ha tenido hasta el momento una gestión más que digna. Tomó el mando, caliente, de la entidad, de manos de un personaje excéntrico que solo hablaba de inflación cuando Europa se incendiaba en recesión y desempleo.
Con mesura, Draghi demostró que se pudo adaptar a la situación, y se movió, como él mismo lo dice mes a mes, con una política acomodaticia, que tiene en cuenta no solo al norte, cuyas exportaciones no dependen en mayor medida del tipo de cambio del euro, sino también al sur, cuya producción sí tiene como prioridad que la moneda no se escape demasiado hacia arriba.
Si bien técnicamente la divisa única aún no ha perdido una tendencia alcista de mediano plazo, ya desde la semana anterior se perfilan ciertas formaciones que de alguna forma anticipan un movimiento bajista fuerte en el par EUR/USD, que podrían depositar al euro en la zona de 1,27/1,28.
La libra sigue un camino alcista, apoyado técnicamente en una figura de continuación de tendencia, con objetivo en 1,5530.
Y en cuanto al yen, el reporte de política monetaria del Banco de Japón no fue tan optimista como se esperaba, y la moneda local se fortaleció. El par USD/JPY quebró una línea alcista en el inicio de la sesión europea, y habrá que prestar atención a su comportamiento en las horas que siguen, puesto que se perfila para crecer unos cuantos puntos. Claro está, el objetivo de superar 100 está a la vista y cercano, y no tardará en producirse, aunque no parece ser este viernes el día para que ello ocurra.
La agenda de noticias del día incluye un dato clave: El PBI, la primera medición de tres, de Estados Unidos, correspondiente al primer trimestre de 2013. El 3,1% que se espera es una cifra por demás alentadora, y que está, en principio, en línea con un período en el cual la primera economía del mundo luce sólida en muchos aspectos, con una declinación durante este mes de abril, que de todos modos no cuenta para la medición que se conoce en la fecha.
También tendremos el informe final del mes de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, otro dato que ha ido perdiendo, como la mayoría de los informes, impacto en los precios al momento de su publicación.