"Sólo hay dos formas de vivir tu vida. Una es como si nada fuera un milagro. La otra como si todo fuera un milagro”. Albert Einstein.
El principal tema de conversación de la semana pasada y principio de esta está siendo el asunto de Chipre, con el aderezo de las decisiones del FOMC. La semana pasada comenzaba con la noticia de que el parlamento chipriota aprobaría una quita en dos niveles a todos los depósitos bancarios y se haría efectivo el martes por la mañana. Esto permitía a Chipre recaudar 5.800 millones de euros, que eran los que le exigía la UE como condición para el rescate del país. Después se anunciaba que dicha quita era rechazada por el parlamento por lo que se abría un periodo hasta el día de hoy para que todos los responsables políticos llegaran a un compromiso común con el que evitar un colapso de los bancos del país y como medida de presión el BCE anunciaba que desde el día de hoy cerraba la ventana de liquidez a la banca chipriota a menos que la isla llegase a un acuerdo sobre el plan de rescate con la Unión Europea y el FMI.
Continuamente se estuvo rumoreado en que Rusia iba a acudir en ayuda de Chipre, sobre todo porque los rusos dependen en gran medida de las ventajas de Chipre como paraíso fiscal, pero el miércoles por la tarde este rumor empezaba a cuestionarse y el jueves por la mañana una fuente del Gobierno ruso anunciaba a la agencia France Press que la segunda ronda de conversaciones con Shuvalov, el asesor cercano de Putin, no daba ningún resultado positivo y todos volvían a sus casas. Mientras tanto, el Primer Ministro ruso, Dimitry Medvedev, arrojaba leña al fuego diciendo a los reporteros que el rescate había estado muy mal articulado por Europa y con ello volvían a socavar la confianza del sistema financiero. No habida cuenta del acuerdo de esta pasada madrugada no creo que sean las últimas declaraciones.
El problema de Chipre, realmente es muy simple. El sector bancario es demasiado grande para ser soportado por la economía del país:
El sector financiero de Chipre es más de 7 veces el tamaño del PIB, empequeñeciendo países como España e Italia. Así que con tal de cerrar la puerta del establo y evitar que los caballos dejen de salir libremente, el jueves pasado el Gobierno chipriota presentó al parlamento un proyecto de ley para imponer controles de capital a los bancos. “El propósito de esta ley es, en caso de una emergencia para fines de orden público o de seguridad, asignar facultades al Ministro de Fianzas o el Gobernador del Banco Central para tomar e imponer medidas restrictivas, incluidas restricciones sobre el capital”.
En cualquier caso, el hecho de que Chipre tenga problemas ya no es noticia. La noticia principal es que la UE y el FMI han decidido que no quieren comerse todos los marrones solos y que los ciudadanos del país a rescatar deben colaborar con ellos. Tal y como está ahora la flexibilización monetaria, el Banco Central Europeo imprime dinero y se lo da a los bancos que están en problemas. A cambio, el BCE recibe los activos tóxicos de dichos bancos como contrapartida y poco a poco los va pasando a la población en forma de mayor deuda sobre sus hombros. La clave de todo esto es que esa deuda tóxica permanece en el balance del BCE y realmente no hay un mercado para poder venderla a precios cercanos al valor nominal. Así que con el fin de evitar hinchar más los balances del BCE han decidido que hay que expropiar el dinero de los depositantes para ayudar a no abusar de la imprenta.
Es un paso más de lo ocurrió en Grecia, un esfuerzo para hacer que la sociedad pague ya directamente por los errores de los bancos privados. En Grecia, aún intentaron disimularlo obligando a la gente a soportar recortes salariales, de pensiones y de servicios sociales para cubrir las pérdidas de los bancos. Hasta ahora estos recortes se han aplicado de una forma poco entusiasta. Pero ahora ya se cortan la corbata y pasan mesa por mesa metiéndote la mano en el bolsillo.