La impulsividad es, en mi opinión, uno de los vicios más comunes en todos los inversores. Desgraciadamente no es el único, pero si quizá uno de los más típicos y de resultados catastróficos en muchos casos. La impulsividad suele ir de la mano de la desorganización y la frustración:
- Desorganización: no tenemos un plan concreto, vamos al mercado sin nada estudiado de antemano y queremos tomar las oportunidades que se presenten. Al no tener nada planeado, ni realizado un seguimiento de activos debemos de un plumazo echar un vistazo a los gráficos y decidir. El desenlace suele derivar en la entrada en un activo que presenta un patrón más o menos conocido en un marco menor. Entramos. En muchas ocasiones decidimos el nivel de Stop una vez ya entrados en operativa y el beneficio, pues… que sea lo más alto posible. Voy subiendo el Stop. Así de ridículo suena. Así suele operar mucha gente.
- Frustración: Venimos de la desorganización y como resultado lógico estamos perdiendo operación tras operación. El sentimiento de frustración es grande. Entendemos que no somos buenos inversores pero tenemos la sensación de que la vida está siendo demasiado severa con nosotros y nos debe un pequeño golpe de suerte. Insistimos. Sabemos que debemos parar y tomarnos la operativa de una forma seria pero nos puede nuestra impulsividad sumada ya a un grado de frustración mayúsculo. En este punto, el pie está muy cerca del precipicio.
Hasta aquí no decimos nada nuevo. La impulsividad es un demonio viejo. Donde realmente quiero incidir hoy es en el uso de las aplicaciones móviles ligadas a los mercados y las inversiones.
Hoy en día, tenemos a nuestro alcance un abanico fantástico de aplicaciones técnicas para nuestro móvil, tablet, etc. Todo el mundo se esmera en ofrecer aplicaciones de gran calidad con gráficos e instrumentos de última generación. Sólo es necesario descargar el App y ya puedes comenzar a operar. En muchos casos con fantásticas promociones.
Las aplicaciones móviles no son un problema. En absoluto. Lo preocupante es el uso compulsivo que se da colateralmente. La dependencia y el uso que damos al teléfono empieza a ser preocupante. Si a ello le sumamos una dosis propia de impulsividad, desorganización y frustración, el resultado llega a límites patéticos.
Entro en el broker mientras espero el autobús o el tren. Mientras tengo dos minutos libres en la oficina. Mientras hay pausa en el partido. Mientras voy al servicio. Mientras... Añadan ustedes el lugar y el momento.
Se han firmado contratos en servilletas de restaurantes pero, normalmente, los grandes negocios suelen cerrarse de otra manera. Es posible que de camino a casa tengas beneficios vendiendo Bitcoin pero es más probable que operes mejor con más planificación y más tiempo de estudio.
El trading de cada uno es muy personal y es el resultado de la fase de maduración de cada persona. Por eso, dar consejos puede ser contraproducente en muchas ocasiones. Tan sólo diré que, en mi caso, cuando he aprendido a operar solo con planificación (organizarme) y a reducir el número de veces que entro al mercado, los resultados han cambiado drásticamente.
¿Debemos tirar nuestros dispositivos móviles al cubo de la basura? No. Yo también tengo algunas aplicaciones descargadas en mi teléfono y me parecen muy útiles pero me siento con el poder de darles su justo protagonismo.
Opero y estudio con mi ordenador y eventualmente, si estoy fuera o no llevo mi portátil donde pueda estudiar mejor los gráficos, sí puedo hacer uso de mi teléfono como apoyo.
“Calculadora y gafas gordas” que dicen algunos. Esos son siempre los mejores instrumentos.