Hoy hemos asistido a una sesión donde los inversores no sabían si vender o comprar, porque tenían motivos para ambas ideas.
Por un lado, ayer comentó de nuevo la presidenta Janet Yellen que en su opinión podría ser buena opción subir los tipos de interés el 16 de diciembre, aunque reconoció que todavía la entidad no había decidido o tomado una decisión al respecto, que dependerá de la evolución de los datos macro.
La realidad es que la creación se ha ralentizado últimamente y hoy hemos conocido el dato de las peticiones semanales de subsidios por desempleo que se han situado en 276.000 cuando la semana anterior la lectura fue de 260.000, un incremento que no les pone fácil las cosas a la FED, puesto que si el mercado laboral no está lo suficientemente robusto no podrán subir las tasas hasta el 2016.
Pero fueron las palabras que les acabo de comentar de Yellen lo que enfrió el ánimo de los inversores, ya que ven a la FED ansiosa por mover ficha en lo referente a su política monetaria y una subida de tipos es negativa en principio para las Bolsas.
Por otro lado, tuvimos la parte positiva que hizo girarse a los mercados. Desde el BCE se volvió a insistir en que la entidad está dispuesta a utilizar todos los mecanismos que tiene a su disposición cuando sea necesario para luchar contra la baja inflación.
Esto animó a los inversores, puesto que todo incremento del actual programa QE, bien en su cuantía económica o bien en su duración, es positivo para las Bolsas y podría ser en la primera quincena de diciembre.
Una opción que me parece interesante es rebajar la tasa de depósitos máximo en 10 puntos e incrementar mínimo 4.000-5.000 millones adicionales cada mes al actual programa de compra de bonos.
Muy pronto saldremos de dudas, en la primera mitad del mes de diciembre, de manera que los mercados hasta entonces se irán moviendo a ritmo de rumores, filtraciones e interpretaciones de cada palabra emitida por los miembros de la Fed y el BCE.