Miércoles, tercer día de la semana, lejos de los niveles a los que no dirigíamos irremediablemente hace unos días y de los cuales no podemos todavía olvidarnos. No puedo decir que hace una semana me iba a encontrar hablando de un IBEX y un mercado, en general, resucitado y con ganas de volver a vivir. Con el cambio de mes, se ha producido una señal de significativa importancia, al menos en el corto plazo. El largo sigue siendo feo y eso no se lo puedo discutir a nadie, pero las cosas no cambian de golpe de la noche a la mañana, si no que tienen que ir poco a poco y a los pasitos que dábamos días atrás, se suma uno nuevo, en el que las todas las principales plazas mundiales rompen con sus respectivas resistencias de corto, con el objetivo de seguir sumando: IBEX 8.479, DAX 9.581, EUROSTOXX 2.936 y S&P 500 1.947.
En el análisis del pasado miércoles, hacíamos referencia a un hipotético escenario de estabilización en el IBEX, que nos llevaba a buscar posibles alternativas a aquel que dábamos mayor peso dentro de nuestras quinielas: el viaje a los 7.500. Este escenario pasaba por cerrar el hueco abierto después de San Valentín, lo que implicaba aproximarse a los 7.900. Esa vuelta y cierre eran importantes para tener una subida con una mayor sustancia y aunque no consiguió cerrarlos del todo, si marcó muy buen los pasos, lo que nos ha permitido salir de la cueva. Llamadme maniático, pero a mi los huecos me gusta que queden cerrados, así que no nos pille por sorpresa una vuelta, creyendo que las caídas ya se han acabado. Mañana, salvo que Asia lo impida, tenemos por delante los 8.615, último obstáculo para ir a por el NIVEL, con mayúsculas, de los 8.900. Es posible que el cierre americano sume a nuestro favor, pero no nos olvidemos de donde venimos.