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Por séptimo año consecutivo, el precio de la onza de oro ha tenido rendimientos positivos. El oro empezó cotizando el 2007 en 640$ y cerro el año cotizando en 833$ y en Euros alcanzó los 570€ la onza.
El metal se encuentra muy cerca de sus máximos históricos nominales del año 1980 que fueron 850$ la onza, que ajustados a la inflación corresponderían con unos 2.100$. Largo es el recorrido que aun le queda al metal antes de poder decirse que ha alcanzado sus máximos reales.
Las explicaciones para la subida del oro hay que buscarlas por un lado en el aumento de la demanda en países con economías emergentes y en un claro estancamiento de la producción minera aurífera mundial.
Por otro lado, el aumento de los precios del petróleo, el derrumbe del mercado crediticio, así como las rebajas de las tasas de interés en Estados Unidos han tenido gran influencia en el repunte del oro. Sin olvidar las tensiones geopolíticas.
Pero la principal razón para la subida del oro se encuentra en la caída del dólar, en la perdida de confianza en el billete verde. Según datos recientes del Fondo Monetario Internacional el euro está ganando de manera contundente terreno al dólar americano como moneda de reserva en todos los países del mundo. Aunque el dólar siga siendo en la actualidad la divisa dominante, ha caído según el FMI, de una cuota del 66,5% en el tercer trimestre de 2006 al 63,8% en el mismo periodo de 2007. El euro alcanzó en el tercer trimestre de 2007 una cuota del 26,4% de las reservas de divisas internacionales conocidas en el último año. El valor de los billetes de euro en circulación ha superado al de los billetes de dólar. Además, el euro también ha superado a la divisa de Estados Unidos como principal denominación de las emisiones internacionales de deuda.
El oro desde tiempos inmemoriales representa un refugio en tiempos económicamente inciertos. Los inversores de todo el mundo están empezando a tomar nota de tantos años de subidas y se empieza a notar un marcado interés por el dorado metal, así como por las acciones mineras relacionadas con la extracción de oro, o por los ETF (fondos cotizados de oro). Todo sigue indicando que la bárbara reliquia como la denomino Keynes ha entrado en el siglo XXI con renovados brillos. Absolutamente todo el papel moneda a lo largo de la historia ha sido caduco, salvo el oro que desde tiempos inmemoriales ha representado al dinero por excelencia y en el siglo XXI no iba a ser muy diferente.