Quito, 17 feb (.).- El Gobierno de Ecuador quiere subir la producción petrolera de los 487.000 barriles al día actuales a los 550.000 barriles para 2025, un objetivo que para el consultor en geopolítica energética Nelson Baldeón se queda corto, ya que ve posible alcanzar los 700.000 si se declara en emergencia el sector y se aceleran los procesos de varias licitaciones.
"Podría subirse entre 200.000 y 250.000 barriles sin problema", afirmó a EFE Baldeón, que también apuesta por reforzar la capacidad refinadora del país para reducir la dependencia de las importaciones de algunos combustibles derivados del petróleo y permitir la entrada de accionistas privados a la estatal Petroecuador para una gestión más transparente.
"La meta (del Gobierno) es loable, pero el tema es cómo se va a ejecutar, y la única manera que yo veo es con un sistema de emergencia que te permita levantar la producción a esos 550.000 barriles y, si se puede más", añadió.
El experto recordó que la demanda mundial de petróleo continúa creciendo y se estiman unas necesidades de crudo superiores a los 104 millones de barriles al día, por lo que los 550.000 barriles de Ecuador supondrían el 0,5 %.
A ello se suma la competencia de nuevos actores en el contexto suramericano como Guyana, que ya sobrepasó la producción de Ecuador con 700.000 barriles al día.
Nuevos campos y reactivar pozos abandonados
Para Baldeón, las posibilidades de elevar la producción ecuatoriana pasan por sacar adelante la licitación de la denominada ronda Intracampos II para la exploración y eventual explotación de seis bloques (yacimientos) en el norte de la Amazonía de Ecuador, con una inversión estimada por el Ejecutivo en unos 2.100 millones de dólares.
También están a la espera de licitación los campos del sureste de Ecuador, mientras que, según el experto, el campo Sacha, la joya de la corona de la industria petrolera ecuatoriana, con 80.000 barriles al día, puede llegar a los 130.000 con un socio privado que impulse esa producción.
Asimismo, el consultor propuso reactivar pozos abandonados, pues de 5.000 pozos que tiene Ecuador, unos mil están abandonados y se pueden volver a poner en funcionamiento.
Respecto al Bloque 43-ITT, sobre el que los ecuatorianos votaron su cierre y desmantelamiento el año pasado en un plebiscito, el Gobierno del presidente Daniel Noboa ha anticipado que presentará un plan de cierre a cinco años.
Esto ha generado el rechazo de organizaciones indígenas y ambientalistas, ya que el plazo otorgado por la Corte Constitucional para su cierre era de un año desde la proclamación de los resultados.
Con unos 58.000 barriles al día, el ITT (Ishpingo, Tiputini y Tambococha) es uno de los principales yacimientos de Ecuador, que según cifras oficiales genera al Estado hasta unos 1.200 millones de dólares al año y cuenta con reservas valoradas en unos 13.600 millones de dólares para los próximos veinte años.
Gas por explorar y potenciar
Baldeón también defendió incrementar la producción de gas y promover la exploración del Bloque 6, en el Golfo de Guayaquil, donde está también el campo Amistad, el único yacimiento gasífero de Ecuador, cuya licitación para potenciar su producción fue anulada por Petroecuador al declarar desierto el concurso.
El experto resaltó la importancia que ha tenido y tiene la producción petrolera para la economía ecuatoriana, y sobre todo para la estabilidad de la dolarización por el ingreso de divisas.
Alrededor del 70 % de los 487.000 barriles que produce actualmente Ecuador se destinan a la exportación, con una facturación anual de unos 10.000 millones de dólares, lo que supone aproximadamente el 10 % de su producto interior bruto (PIB), por lo que ve necesario reforzar e incluso aumentar ese pilar económico.
Por ello, abogó por invertir en refinerías para bajar la importación de derivados, reducir los subsidios a los combustibles, que en 2023 llegaron a los 3.200 millones de dólares; y seguir el modelo colombiano y volver a la petrolera estatal Petroecuador, una sociedad anónima de capital público-privado con un gobierno corporativo transparente, sin que el Estado pierda el control sobre la empresa.
Y es que en Petroecuador aún están pendientes de realizarse las auditorías y balances que demandó el Fondo Monetario Internacional (FMI) como parte del programa crediticio por el que entre 2019 y 2022 desembolsó 6.500 millones de dólares a Ecuador.