Madrid, 5 oct (.).- La agencia de calificación de riesgo Moody's considera que Europa contará con gas suficiente para atender la demanda prevista en el próximo invierno debido al almacenamiento de gas durante los meses cálidos y el flujo de importaciones de gas natural licuado (GNL).
Según un informe publicado este jueves, la infraestructura dedicada a la guarda de gas se encontraba al 96 % de su capacidad en septiembre, lo que supone 9.000 millones de metros cúbicos más que la cantidad almacenada en el mismo mes del año pasado.
En el caso de España, los tres almacenes subterráneos del gestor del sistema gasista Enagas (BME:ENAG) están al 100 % de su capacidad, equivalente a más de un mes del consumo nacional.
Asimismo, la caída del precio del gas en Europa -un 90 % más bajo que en su pico de agosto de 2022, aunque por encima de la media del periodo entre 2015 y 2019- reducirá la inflación y ayudará a combatir los efectos de la crisis energética iniciada tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el mayor suministrador gasístico en la mayoría de países europeos.
Moody's explica que la crisis energética no será tan severa como se preveía debido a la mejora del escenario gasístico y al impulso de las energías renovables y nuclear.
Añade que el descenso de los precios energéticos ayudará a los gobiernos a finalizar las ayudas al pago de la factura de la electricidad, lo que permitirá desviar la acción presupuestario a otros asuntos.
También favorece a la situación la menor demanda de electricidad y gas por parte de las plantas industriales, que ayuda a las autoridades a no tener que limitar el suministro a los hogares.
Sin embargo, el informe también alerta de que la suspensión completa del suministro de gas ruso y un invierno más frío de lo esperado podrían elevar el precio del gas, provocar cortes en la producción industrial y dejar bajo mínimos las reservas de gas de este invierno, lo que comprometería el suministro para el invierno 2024-2025.
En este caso, los países con mayor generación de energías renovables padecerían en menor medida los efectos de este escenario, como es el caso de España, República Checa o Eslovaquia.
La industria es la más afectada
Pese a reducción del coste energético en comparación con 2022, los precios se mantienen altos para la industria, afectada por los vaivenes del mercado gasístico desde el inicio de la guerra de Ucrania y la normativa de cero emisiones adoptada por multitud de países de cara a los próximos años.
Dicha coyuntura resta competitividad a sectores como el químico, cuyas empresas prefieren invertir en otros países con un precio energético más bajo y menos limitaciones medioambientales, como Estados Unidos.
La agencia de calificación de riesgo prevé que el impacto negativo de la crisis energética se prolongue en el tiempo, lo que podría reducir el peso económico de los países más dependientes de industrias altamente dependientes de suministro energético, como Alemania, Austria, República Checa, Hungría o Polonia.