Por Sultan Anshori
BALI, Indonesia, 12 oct (Reuters) - Halfia Londa, propietaria de una escuela de surf, tiene puestas todas sus esperanzas en el plan de Indonesia de reabrir la isla de Bali a algunos turistas extranjeros a partir de mediados de octubre.
El negocio de Halfia en la playa de Kuta es uno de los cientos de negocios turísticos que se han visto perjudicados por la decisión del gobierno indonesio de suspender todos los vuelos internacionales hacia y desde el popular destino insular a partir de abril de 2020 debido a la pandemia del coronavirus.
El cierre se llevó por delante la mayor parte del negocio de Halfia prácticamente de la noche a la mañana, hundiéndola en deudas. Con muy pocos ingresos, fue desalojada de su casa alquilada y ha estado dependiendo de la generosidad de amigos para salir adelante.
"Sólo para poder comer, tengo que pedir dinero prestado", dijo Halfia, fuera de su cabaña de alquiler de tablas de surf en la playa de Kuta. "Intentamos ser económicos, comemos dos veces al día sin almorzar (...) intentamos cocinar siempre lo que podemos comer para al menos dos días".
Hubo cierta esperanza esta semana cuando el gobierno anunció que reabriría Bali y las islas vecinas de Batam y Bintan el 14 de octubre a los viajeros de 18 países, entre ellos China, Nueva Zelanda y Japón. Los planes anteriores de reapertura del centro turístico se han retrasado repetidamente.
Los visitantes tendrán que pasar la cuarentena durante cinco días y correrán con los gastos.
Indonesia, la mayor economía del sudeste asiático, ha sufrido uno de los peores brotes de COVID-19 de la región. Ha registrado oficialmente más de 4 millones de casos y 142.000 muertes y los expertos en salud pública creen que la cifra real es mucho mayor.
Sin embargo, el número de casos se ha reducido significativamente en los últimos meses, a menos de 1.000 casos al día, en comparación con un pico de 56.000 casos diarios en julio.
(Reporte de Sultan Anshori; reporte adicional de Yuddy Cahya Budiman y Agustinus Beo Da Costa; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)