Por Ryan Woo y Roxanne Liu
PEKÍN (Reuters) - Pekín, la capital china afectada por el COVID-19, ha reforzado su red de detección del virus con el objetivo de evitar la transmisión en la comunidad, castigando a los lugares de trabajo que incumplen las normas o eluden las restricciones e implorando a los residentes que vigilen sus propios movimientos.
Desde finales de abril, esta ciudad de 22 millones de habitantes ha tenido que lidiar con docenas de nuevos casos del virus al día. Aunque la mayoría de ellos se han producido en zonas de cuarentena, se han detectado algunos en la comunidad en general, lo que ilustra la alta transmisibilidad de la variante ómicron y los retos que plantea a las políticas de contención de pandemias más estrictas del mundo.
Con Shanghái, el centro comercial y de negocios de China, y otras numerosas ciudades gigantescas también afectadas por confinamientos parciales u otras restricciones, el objetivo de "cero COVID" sigue siendo el objetivo del Gobierno chino a pesar del daño que ha hecho a la segunda economía más grande del mundo y a las cadenas de suministro globales.
Esta semana, la ciudad ha intensificado las medidas de cuarentena y ha tomado medidas drásticas sobre la asistencia al lugar de trabajo, con un mayor número de distritos que han emitido requisitos u orientaciones sobre el trabajo desde casa.
Esto se produjo después de una gira de inspección realizada el lunes por la vice primera ministra Sun Chunlan, responsable de la respuesta al COVID en China, en la que pidió que se tomaran medidas más exhaustivas para cortar las cadenas de transmisión.
Algunos centros de trabajo han ignorado las políticas de prevención del COVID, según escribió la agencia estatal de noticias Xinhua en un comentario, y no han comprobado los perfiles de salud de su personal, abriendo una brecha para la propagación de la epidemia.
"Un gran viento puede entrar incluso por la más pequeña de las brechas", según el comentario publicado el miércoles.
En un ejemplo de acción disciplinaria, algunos empleados del servicio postal estatal de Pekín fueron despedidos o recibieron una severa advertencia después de que un grupo de casos afectara a una empresa privada de logística dentro de su jurisdicción, dijo el martes a última hora el organismo municipal de vigilancia anticorrupción.
El organismo regulador dijo que la empresa no organizó las pruebas de COVID para sus empleados y no siguió las estrictas normas de vacunación.
En otro caso, un puñado de empleados de una sucursal de la compañía estatal de ferrocarriles en Pekín ocultaron sus historiales de viaje y han sido sometidos a una investigación policial, dijo el organismo de control en otro comunicado.
Mientras tanto, se han suspendido algunas operaciones en una gran agencia inmobiliaria de Pekín después de que un empleado violara un requisito de todo el distrito de trabajar desde casa, dijo el miércoles la autoridad de desarrollo de la vivienda del municipio.
SE MANTIENEN LAS RESTRICCIONES
A lo largo de la semana, las autoridades sanitarias de Pekín han enviado mensajes de texto a los teléfonos móviles de los ciudadanos instándoles a vigilar el historial de viajes de los casos de COVID y a informar a los responsables locales si sus propios movimientos coinciden con los de los infectados
En Shanghái, que aspira a salir por completo el 1 de junio de un estricto confinamiento en toda la ciudad, se están eliminando gradualmente y con cautela las restricciones del COVID y se está permitiendo a una mayor parte de su población de 25 millones de habitantes aventurarse a salir. Aun así, la gran mayoría de las tiendas, restaurantes y negocios siguen cerrados y sigue vigente el régimen de trabajo desde casa.
Tras casi dos meses de cuarentena, se espera que esta ansiada salida vuelva a encender los motores de su economía
Las exportaciones de Shanghái, el mayor puerto de contenedores del mundo, se desplomaron un 44% el mes pasado respecto al año anterior y las importaciones cayeron un tercio, según informó el martes la oficina local de estadísticas, los descensos más pronunciados desde al menos 2011.
(Reporte de Ryan Woo y Roxanne Liu; información adicional de Ellen Zhang y la redacción de Pekín; edición de Kenneth Maxwell, traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)