Ya estamos muy acostumbrados a escuchar por parte de los promotores de Bitcoin que invertir en este nuevo activo es una oportunidad de oro que no podemos dejar pasar. En medio de tanta pasión, a estos promotores se les olvida con mucha frecuencia mencionar los riesgos. A menudo, se vende la utopía, pero no se habla de la letra pequeña. Los más ingenuos caen en las trampas de un falso sentido de seguridad. Por supuesto que es un error participar en algo con falsas expectativas. Si idealizamos un activo, podemos convertirnos en ciegos. Pero, en el mundo de las finanzas, estos errores cuestan dinero.
En este artículo, vamos a suponer que el inversor solo busca ganar dinero. Es decir, no le importa nada más que aumentar su capital. Para conseguirlo, la estrategia más simple es comprar cuando el precio está bajo y vender cuando está alto. Así, el inversor se beneficia de los cambios del precio a lo largo del tiempo. Esto, por supuesto, nos obliga a pronosticar el futuro. Los optimistas compran. Los pesimistas venden. Invertir, en otras palabras, es un juego de expectativas. ¿Cuál es el problema? Bueno, el problema es que el futuro no está escrito. Nadie lo puede predecir.
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