¿Te has preguntado alguna vez por qué el mercado sube y baja sin sentido? ¿Por qué a veces parece que no tiene nada que ver con lo que pasa en el mundo real? Pues la respuesta es muy sencilla: el mercado no es un espejo de la economía, sino un espejo de lo que los inversores piensan que va a pasar con la economía. Y como los inversores son humanos, a veces se equivocan, se ilusionan, se asustan o se vuelven locos.
Lo importante no es si sus expectativas son razonables o no, sino si son compartidas por muchos o por pocos. Así que la próxima vez que veas que el mercado hace algo extraño, no te preguntes qué está pasando en el mundo, sino qué está pasando en la cabeza de los inversores. Quizás así entiendas mejor su lógica… o su falta de ella.
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