Las tensiones entre la Unión Europea y Washington lastran la industria del whisky en Estados Unidos. La destilería Mountain Laurel Spirits, con algunos de sus productos premiados, perdió un 10% de las ventas por las medidas tomadas por el distribuidor europeo, después de que Bruselas incrementara un 25% el precio al llegar al Viejo Continente. Su propietario, Herman Mihalich considera que tan solo "dejaron de comprar por el momento, así que estamos en un pequeño paréntesis hasta que sepan hacia dónde va esto".
Y esta no es la única destilería que está sufriendo la guerra comercial. Una asociación estadounidense de productores y distribuidores (The Distilled Spirits Council) asegura que las exportaciones de whisky a Europa han caído más de un 20% en un año y que 11.000 puestos de trabajo están en juego. Y aun queda batalla por delante. Se espera que en otoño Donald Trump imponga unos aranceles de 1.500 millones de euros a los vinos y otras bebidas alcohólicas europeas. La decisión de Bruselas de aumentar las tasas sobre el whisky fue la respuesta al incremento del gravamen que Washington aplicó al acero y el aluminio europeos.