Por Geoffrey Smith
Investing.com -- Los bancos centrales del mundo están intensificando sus esfuerzos para apoyar a la economía mundial mientras el inicio del invierno en el hemisferio norte desencadena un aumento de los casos de Covid-19 de Rusia a Europa y Estados Unidos.
En las últimas dos semanas, el Banco Central Europeo, prácticamente se ha comprometido a una gran flexibilización de su política monetaria, la Reserva Federal ha advertido repetidamente de la creciente amenaza para la economía estadounidense de la propagación de la enfermedad, y el Reino Unido y los bancos centrales australianos ya han dado el paso: el Banco de Inglaterra ha aumentado su programa de compra de activos en 150.000 millones de libras, 50.000 millones más de lo esperado, mientras que el Banco de la Reserva de Australia ha anunciado su primer programa de flexibilización cuantitativa y ha reducido sus tipos clave hasta nuevos mínimos históricos del 0,1%.
Las medidas son la respuesta a una drástica pérdida de impulso de la economía europea en particular, ya que se han disparado las tasas de infección y los gobiernos se apresuran a frenar el contacto innecesario mediante el distanciamiento social y empresarial. Los economistas del banco holandés ABN AMRO (AS:ABNd) creen que el PIB de la eurozona se contraerá un 3,8% en el cuarto trimestre como resultado. El impacto en el PIB del Reino Unido ya está claro en la pérdida récord de puestos de trabajo de octubre y el colapso de la inversión empresarial, registrados por el Banco de Inglaterra. Pantheon Macroeconomics cree que el Reino Unido se estancará en el mejor de los casos este trimestre.
Si Estados Unidos parece irle algo mejor en comparación con sus homólogos europeos, eso es en gran parte por dos razones: en primer lugar, la alta frecuencia de los datos de la economía estadounidense han ayudado un poco, especialmente en áreas como el mercado laboral, las ventas minoristas y el mercado de la vivienda. La economía estadounidense creó 638.000 puestos de trabajo en octubre, según datos publicados el viernes. El martes, la Federación Nacional de Empresas Independientes dijo que el optimismo de las pequeñas empresas volvió a su nivel más alto en octubre desde que estallara la pandemia.
En segundo lugar, la última reunión de política monetaria de la Fed se celebró sólo un día después de las muy disputadas elecciones presidenciales, y cualquier acción del banco central se habría considerado inevitablemente un comentario sobre el proceso político, algo que tiene que evitar a toda costa.
Sin embargo, la Fed está claramente preocupada por la forma en la que el Covid-19 ha vuelto a la vida en un contexto de oposición popular a las restricciones.
"Si la pandemia persiste más de lo previsto —especialmente si hay largos retrasos de la producción o de la distribución de una vacuna exitosa— la presión a la baja sobre la economía estadounidense podría descarrilar la incipiente recuperación y perjudicar a los mercados financieros", dice el banco central en su informe semestral de Estabilidad Financiera, publicado el lunes.
"Dado el elevado nivel de apalancamiento en el sector empresarial no financiero, si los débiles beneficios se prolongan podrían desencadenar estrés financiero e incumplimiento de pagos".
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha pedido repetidamente que el Gobierno tome la iniciativa para apoyar la economía con medidas fiscales. Sin embargo, las elecciones parecen haber confirmado la división en el Congreso que detuvo el paquete de medidas fiscales acordado antes de la semana pasada. Si eso sigue evitando la implementación del gran paquete de apoyo que se está elaborando, la Fed también podría pensar que no le queda más remedio que pasar a la acción.
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