Por Andrew Cawthorne
NIZHNY NOVGOROD (Reuters) - Después de marcar uno de los goles del torneo y de eclipsar a Lionel Messi llevando a su equipo a lo más alto del Grupo D, el capitán croata Luka Modric espera cumplir un sueño que comenzó cuando vio como su selección conseguía la mejor actuación en un mundial hace veinte años.
"Fue un gran escaparate para Croacia, todo el mundo supo finalmente de nosotros", reflexionaba el centrocampista del Real Madrid hace un par de años acerca del tercer puesto alcanzado en el Mundial de Francia en 1998. "Empecé a soñar con tratar de alcanzar ese nivel algún día".
El domingo, Modric liderará a una Croacia que parte como favorita para el choque de octavos de final contra Dinamarca, cuya principal amenaza es otro centrocampista flaco y habilidoso: Christian Eriksen.
Croacia rebosa confianza tras acabar primera en la fase de grupos con un registro perfecto, destacando un 3-0 contra la Argentina de Messi que incluyó un sublime disparo de larga distancia de Modric que desmoralizó por completo a los sudamericanos.
Modric también le dio a Messi una lección en la ejecución de penaltis, al convertir uno ante Nigeria el mismo día en el que el astro argentino falló uno contra Islandia.
Su influencia ha sido tal que, cuando algunos sugerían que su luz se desvanecería pronto, el defensa croata Dejan Lovren sugirió que Modric merecía ganar el Balón de Oro.
"Es uno de los mejores jugadores del mundo ahora mismo", dijo Lovren. "Modric probablemente recibiría más atención si fuese un jugador alemán o español".
Ningún croata ha ganado el premio anual al mejor jugador del mundo, aunque Davor Suker quedó en segundo lugar en 1998, el año en que Croacia perdió en las semifinales del Mundial de Francia ante la selección anfitriona.