Por Alastair Macdonald
MOSCÚ (Reuters) - No habla su idioma. Ninguno de ellos. Y sin embargo, para Roberto Martínez esa ha sido la ventaja de entrenar a los belgas, a los que habla en el "lenguaje del fútbol".
Mientras los Diablos Rojos han ido avanzando en el Mundial de Rusia, el técnico español traído de Inglaterra hace dos años está ganando crédito por moldear a una "generación dorada" de jugadores con talento en un equipo multicultural y multilingüe que Martínez dice puede transformar las incómodas divisiones de Bélgica en una fortaleza dentro del campo.
"Soy una figura neutral", dijo la semana pasada el entrenador catalán.
"Para mí es fácil juzgar a la persona como un futbolista. Me da igual que sea de la parte flamenca o de Valonia o de cualquier otro sitio", añadió.
De cara al encuentro de octavos de final que le enfrentará a Japón, Bélgica parte como favorita para llegar a cuartos y ansía pasar incluso de esa fase en la que cayeron en el Mundial de 2014 ante Argentina y fueron apeados en la Euro 2016 por Gales.
Bajo la batuta del anterior entrenador Marc Wilmots, un ex capitán nacional, las críticas culparon del bajo rendimiento del equipo al no saber aunar las partes más sobresalientes del mismo. El valón y francoparlante Wilmots se quejaba de ser perseguido por la prensa de habla holandesa en Flandes, enojada por sus alineaciones.
Martínez está aliviado por no formar parte de esa lucha. "Tomo todas mis decisiones en base al fútbol", dijo la semana pasada. "No tengo antecedentes en toda la cultura y la diversidad de Bélgica".
Permanecer alejado del debate del idioma que prácticamente parte a la mitad a 11,5 millones de belgas, "me permite hablar el lenguaje del fútbol", dijo el técnico español, que creció en Cataluña.
El inglés se ha convertido en la lengua franca de la escuadra belga, dejando a un lado la tensión entre flamencos y valones. Esa neutralidad ha encontrado incluso un reflejo más amplio: la afición belga canta en los estadios "Belgium! y no "Belgie" o "Belgique", ni siquiera "Belgien" en alemán, la tercera lengua oficial del país.
"We Are Belgium", reza el omnipresente eslogan del patrocinador del equipo, de nuevo sólo en inglés. AB InBev (BR:ABI), la mayor cervecera mundial con sede en Bélgica y patrocinador del conjunto europeo, también ha cambiado su principal marca doméstica mientras dure el Mundial. Ahora es "Belgium".
"TODOS JUNTOS"
Los jugadores, que salvo uno todos juegan en clubes fuera de Bélgica y cuya diversa procedencia se extiende a lugares que están mucho más allá de Flandes y Valonia como la antigua colonia belga de Congo, Marruecos, Portugal o Kosovo, parecen felices.
"We are Belgium", dijo el centrocampista Axel Witsel, que juega en China, sobre el uso del inglés durante los entrenamientos y en el campo de juego.
"Estamos todos juntos y eso es lo más importante".
El delantero Romelu Lukaku, cuyo padre jugó con Zaire, dijo a la revista anglosajona The Players' Tribune: "Comenzaré con una frase en francés y terminaré en holandés, y diré algo en español, portugués o lingala en función del barrio en el que estemos".
"Soy belga. Todos somos belgas. Eso es lo que hace a este país tan guay, ¿verdad?".
Para Martínez, esa diversidad, lejos de ser una debilidad, ha sido una fortaleza que le ha dado una selección de jugadores abiertos desde edad temprana a adaptarse a nuevos entornos.
"A veces oigo cosas negativas sobre esta diversidad en Bélgica, pero es una gran ventaja unir toda esta diversidad y procedencias", dijo.
"Son seres humanos increíbles que quieren ser parte del equipo nacional", añadió. "Se trata de construir un grupo".
"Eso es en lo que probablemente nos hemos transformado después de dos años".