Por Brian Homewood
(Reuters) - Pocos equipos tienen tanto en común como Uruguay y Portugal, que se enfrentan el sábado en octavos de final del Mundial. Ambos son pragmáticos, además de difíciles de superar, y están liderados por delanteros brillantes, dirigidos por entrenadores veteranos y curtidos en batalla.
Es muy posible que el partido del sábado no sea una fiesta de goles, pero aun así promete ser una batalla fascinante entre dos equipos que rinden por encima de sus posibilidades.
Los suramericanos, que ganaron los tres partidos de la primera ronda para encabezar su grupo, han sido hasta ahora los únicos a los que no se les ha marcado un gol en Rusia.
Portugal, por el contrario, superó con dificultad la fase grupal con empates contra España e Irán y una victoria ajustada sobre Marruecos, pero es poco probable que este bagaje inquiete al entrenador, Fernando Santos, que siempre parece feliz con el hecho de que su equipo sea considerado el "patito feo" del Mundial.
Santos, de 63 años, dirige por segunda vez una selección del Mundial después de llevar a Grecia a octavos de final hace cuatro años.
El que fuera ingeniero eléctrico también entrenó a los tres mejores equipos de Portugal, tuvo varias experiencias en clubes griegos y coronó su carrera al ganar con Portugal la Eurocopa hace dos años.
Su entrenador rival, Oscar Tabárez, antiguo profesor de colegio, está disfrutando de su cuarto Mundial con Uruguay. Al igual que Santos, el entrenador de 71 años, que está luchando contra una enfermedad del sistema nervioso, también ganó un título continental en 2011: la Copa América.
Ambos equipos tienen delanteros que dividen a la opinión pública a pesar de su destreza para marcar goles.
El portugués Cristiano Ronaldo ha marcado 85 goles en 153 partidos con su selección, aunque son muchos los que perciben que cuando juega para su país no es determinante, llegando a calificar de arrogantes sus celeberaciones de gol.
Por otro lado, el uruguayo Luis Suárez, cuenta con un brillante registro de 53 goles en 101 partidos, pero ensombrecidos por distintas controversias como la suspensión internacional de nueve partidos por morder al italiano Giorgio Chiellini en Brasil 2014.
Ambos equipos utilizan sus armas de ataque con moderación.
Tabárez, que ha entrenado a Boca Juniors y al AC Milan, siempre ha preferido liderar equipos defensivos, argumentando en distintas ocasiones que Uruguay, al ser un país pequeño, no cuenta con los recursos para jugar con fluidez una estrategia de ataque, aunque esto haya empezado a cambiar con una nueva generación de mediocampistas. Aun así, Uruguay se encuentra muy lejos del llamado "fútbol ofensivo". Y Santos, por su parte, nunca se ha disculpado por asumir pocos riesgos.