AIB Group ha anunciado una importante ampliación de su compromiso con la financiación sostenible, con el objetivo de aumentar su fondo climático a 30.000 millones de euros y garantizar que, para 2030, el 70% de todos sus nuevos préstamos se destinen a proyectos ecológicos o de transición. Esta medida forma parte de una tendencia más amplia entre los grandes bancos de Europa y Estados Unidos, que se han comprometido colectivamente a destinar 15 billones de euros a la financiación sostenible para finales de la década.
El año pasado, AIB destinó 3.300 millones de euros a la financiación verde, de un total de 12.600 millones en nuevos préstamos. A pesar de este esfuerzo, el banco se ha enfrentado al escrutinio por lo que algunos consideran criterios vagos para la financiación de la transición. Los críticos sostienen que esto podría financiar inadvertidamente a empresas que no están totalmente alineadas con los objetivos medioambientales, citando ejemplos como las telecos para servicios de teleconferencia o las explotaciones ganaderas más rentables.
Los analistas de Davy prevén un descenso de los préstamos inmobiliarios, pero señalan el potencial de crecimiento de las hipotecas verdes. Estos productos financieros están diseñados para incentivar la compra de viviendas energéticamente eficientes y podrían representar un área clave de desarrollo para los bancos que buscan reforzar sus credenciales ecológicas.
Sin embargo, sólo dos grandes bancos han informado de los ingresos potenciales de estos esfuerzos de financiación sostenible, lo que subraya una brecha de comunicación con los inversores respecto a la rentabilidad de tales iniciativas. Fernando de la Mora, de A&M, subraya la dificultad de comparar los esfuerzos de sostenibilidad de los bancos debido a las definiciones incoherentes y a la inclusión de proyectos sociales junto a los medioambientales.
Paralelamente, bajo el liderazgo del Consejero Delegado Flavio Cattaneo, después de que el mandato de Francesco Starace dejara a Enel (BIT:ENEI) con una deuda de 60.000 millones de euros, la empresa energética está cambiando su enfoque. Enel prioriza ahora las inversiones estables, como las redes en España e Italia, frente a las renovables de alto riesgo en Latinoamérica. Con estrategias de reducción de costes, Enel pretende reducir su deuda neta de más de tres veces el EBITDA a sólo 2,3 veces en 2026. Este reposicionamiento estratégico marca la transición de Enel hacia una empresa de servicios públicos tradicional con rendimientos regulados.
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