Nueva York, 12 may (.).- El español José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica (BME:TEF), y el mexicano Agustín Coppel Luken, presidente y CEO del Grupo Coppel, fueron anoche condecorados en Nueva York por la Sociedad de las Américas, en su 42 gala de primavera.
El acto, que tuvo lugar en uno de los restaurantes más exclusivos del barrio financiero de Wall Street, sirve para reconocer cada año con la medalla de oro de la sociedad a ejecutivos de pujantes empresas latinoamericanas o con una conexión particular con el continente.
La presidenta de la Sociedad de las Américas, Susan Segal, explicó que el galardón se entrega "solo a aquellos individuos que han logrado un impacto verdadero y destacado en su país y en el hemisferio (americano)", y por ello los homenajeados de este año "representan la verdadera esencia de este premio".
Álvarez-Pallete recordó en su discurso de agradecimiento que su compañía cumple este año su primer centenario y que el homenaje era en cierto modo extensible al medio millón de personas que han trabajado en ella en todo este siglo.
Pero sobre todo destacó que Telefónica "no puede entenderse sin Latinoamérica", una región que "nos ha hecho cambiar y convertirnos en mejor empresa" con la experiencia que supone dar servicio a 225 millones de personas, "expandiendo la conectividad, cambiando la vida de las personas y promoviendo el crecimiento y la exclusión".
Afirmó también que la empresa está lista para adaptarse a un tiempo en que la tecnología está adquiriendo un ritmo vertiginoso -por ejemplo, dijo que los datos que circulan por las redes de Telefónica ya son en un 40 % no humanos, es decir, 'diálogos' entre máquinas- y abogó por manejar esta transición inmensa de manera responsable "para que sirva a la gente, y no al revés".
Por su parte, Coppel, que a sus 62 años dirige el sexto grupo mexicano en volumen de negocios y es uno de los gigantes del comercio minorista en Latinoamérica, consideró que el galardón reconocía "el firme compromiso del grupo con la inclusión financiera, la sostenibilidad y nuestro deseo de ser unos buenos vecinos de las comunidades a las que servimos".
El discurso de Coppel tuvo momentos más políticos, con dardos implícitos tanto al panorama político latinoamericano -habló de "el autoritarismo que solo trae retraso y emigración forzada"- como a las tendencias proteccionistas que en Estados Unidos representan una posible vuelta de Donald Trump y un eventual "cierre de fronteras".
Como buen empresario, que hablaba además desde la Meca del capitalismo, subrayó que él no estaba haciendo un canto a la igualdad, "sino a la generación de oportunidades por medio de la inversión, el respeto a la ley y las libertades individuales".
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