Madrid, 10 may (.).- El Gobierno se escuda en un excesivo nivel de concentración bancaria en España y el previsible impacto negativo en el empleo como principales argumentos para vetar la fusión que promueve el BBVA (BME:BBVA) con el Sabadell (BME:SABE), y que le ha llevado a lanzar una opa sobre el grupo catalán.
Tras el fallido intento amistoso del BBVA de absorber el Sabadell, entidad que ahora considera que tiene más potencial en solitario, el banco de origen vasco lanzó una oferta a todos los accionistas de la entidad catalana, con el objetivo de que puedan decidir su futuro.
El presidente del BBVA, Carlos Torres, defiende su propuesta porque beneficia, según su versión, a los accionistas de las dos entidades y a la sociedad en su conjunto, pues un grupo más grande será capaz de obtener mayores resultados, y eso se traduciría en más crédito a familias y empresas y más impuestos para el país.
Tanto es así que en el banco confían "plenamente" en que el Gobierno y el resto de entidades reconocerán el valor de la operación. En algunos momentos, durante sus intervenciones de este jueves ante analistas y periodistas, Torres llegó a enmarcar el rechazo político en el contexto de la campaña electoral en Cataluña.
El Ministerio de Economía rechaza la opa
Sin embargo, antes de escuchar al banquero, el Ministerio de Economía dejó claro este jueves su rechazo a la opa hostil presentada por el BBVA "tanto en el fondo como en la forma".
El propio titular de la cartera, Carlos Cuerpo, advirtió que la última palabra sobre la eventual fusión la tiene el Ministerio, después de que fuentes de su departamento trasladaran desde primera hora que la operación introducía efectos lesivos potenciales en el sistema financiero español.
En primer lugar, a ojos de Economía, supondría un incremento en el nivel de concentración que podría tener impacto negativo en el empleo y en la prestación de servicios financieros, algo que el BBVA niega con el argumento de que la concentración no implica menor competencia.
Además, el Ministerio considera que un excesivo nivel de concentración introduciría un riesgo potencial adicional a la estabilidad financiera, si bien, el BCE aboga cada vez más por la creación de grandes competidores bancarios europeos y ha llamado incluso en más de una ocasión a que haya fusiones transfronterizas.
El tercer argumento del Ejecutivo es que la fusión afectaría también a la cohesión territorial por la presencia de estas entidades financieras en el territorio. La cuota de mercado del nuevo grupo sería muy significativa tanto en Cataluña como en la Comunitat Valenciana.
El presidente del BBVA respeta todas esas opiniones, pero recordó que existe el precedente reciente de la fusión de CaixaBank (BME:CABK) y Bankia (BME:BKIA), que creó en España un grupo mayor que el que resultaría de la unión del BBVA y el Sabadell, sin pasar por alto el "encaja estratégico" que el banquero defiende por la complementariedad de los negocios.
El Gobierno y el Ministerio de Economía, entonces con Nadia Calviño al frente de este departamento, aprobó la fusión de CaixaBank y Bankia, participada por el Estado desde su rescate.
La tesis ahora es que España tiene actualmente un sistema financiero "fuerte y solvente", y el Gobierno debe velar por mantenerlo sólido y que siga contribuyendo al crecimiento de la economía y a la agenda de inclusión financiera y protección de los clientes.
En cuanto al impacto en el empleo, cuestión que preocupa además de al Gobierno a los sindicatos, tanto el BBVA como el Sabadell acometieron recientemente ajustes de plantilla pactados con los representantes de los trabajadores, lo que reduciría el previsible impacto.