La industria petrolera de Estados Unidos se prepara para batir un récord en 2024, con una producción diaria que se espera alcance una media sin precedentes de 13,3 millones de barriles. Este aumento se atribuye a que los gigantes energéticos Exxon Mobil (NYSE:XOM) y Chevron (NYSE:CVX) han incrementado sus inversiones en los recursos de esquisto de la cuenca del Pérmico. Esta previsión se suma al hito histórico alcanzado en septiembre, cuando la producción diaria de petróleo alcanzó un máximo histórico de 13,2 millones de barriles.
En un cambio estratégico respecto a años anteriores, Exxon Mobil y Chevron se centran ahora en aportar mayor valor a los accionistas. Están reduciendo la proporción de beneficios reinvertidos en la producción, en claro contraste con la práctica anterior de reinversión casi total. En la actualidad, cerca de la mitad de sus beneficios generados se destinan a dividendos y recompras, lo que supone un cambio significativo en la forma en que estas empresas equilibran el crecimiento con el rendimiento para el inversor.
Este aumento de los presupuestos de gastos de capital de los dos gigantes petroleros se produce al mismo tiempo que las megafusiones con destacados productores de esquisto, lo que indica una tendencia a la consolidación dentro del sector. A medida que intensifican su presencia, también se especula sobre cómo podría responder la OPEP+. Algunos expertos han sugerido que la OPEP+ podría inundar el mercado para desafiar la rentabilidad del esquisto estadounidense, como ya hizo en 2014.
Sin embargo, los analistas de Rapidan Energy prevén que la OPEP+ probablemente se abstenga de este tipo de tácticas. En su lugar, esperan que la coalición dependa de los sólidos fundamentos de la oferta y la demanda para mantener estables los precios del crudo. Esta estrategia evitaría desencadenar una guerra de precios y garantizaría un mercado más predecible tanto para los productores como para los consumidores.
El aumento previsto de la producción de petróleo estadounidense subraya la creciente influencia del país en los mercados mundiales de la energía y pone de relieve los movimientos estratégicos de los principales actores del sector para adaptarse a la cambiante dinámica del mercado y a las expectativas de los accionistas.
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