Madrid, 27 feb (.).- Talgo (BME:TLGO) presentará este miércoles sus resultados anuales de 2023, en medio de la negociación de una posible oferta pública de adquisición (opa) sobre la totalidad de su capital por parte del consorcio húngaro Ganz-MaVag Europe.
Además, Talgo se enfrenta a la reclamación por parte de Renfe de una compensación por valor de 116 millones de euros por el retraso, ya de más de tres años, en la entrega de los trenes de alta velocidad S106, conocidos como Avril, que se prevé que por fin empezarán a incorporarse a la flota de la operadora ferroviaria pública a partir del próximo mes de abril.
En 2022, Talgo redujo en un 95 % su beneficio neto, hasta 1,4 millones de euros, mientras que los ingresos cayeron más de un 15 % hasta 469,1 millones, cifra que ya se vio superada en los nueves primeros meses del ejercicio pasado, en los que se facturaron 470,3 millones.
La posibilidad de que el consorcio húngaro Ganz-MaVag Europe lance finalmente una opa sobre Talgo está supeditada a la postura que adopten los acreedores de la compañía española, entre los que figuran entidades como Santander (BME:SAN) y BBVA (BME:BBVA), ya que los cambios de control en una sociedad pueden implicar incluso la ejecución de los créditos suscritos.
A principios de este mes de febrero, Ganz-MaVag confirmó que estaba manteniendo "conversaciones y negociaciones" en torno a la posibilidad de formular una opa sobre el cien por cien del capital de Talgo a un precio de 5 euros por acción.
En una comunicación remitida entonces a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el grupo húngaro explicó que "en particular" esos contactos se habían entablado "en relación con las financiaciones de la compañía sujetas a cambio de control, de cara a la obtención de los correspondientes consentimientos".
Los contratos de financiación suscritos entre empresas y entidades financieras suelen incluir cláusulas de cambio de control que establecen una serie de salvaguardas para proteger a los acreedores.
Entre ellas acostumbra a figurar la exigencia de que las operaciones de cambio de control cuenten con el consentimiento expreso de los acreedores.
En estas situaciones y, si no existe consentimiento expreso, los acreedores podrían llegar a ejecutar los créditos o, alternativamente, a forzar una refinanciación con nuevas condiciones y garantías adicionales.
Según la comunicación que Ganz-MaVag remitió entonces a la CNMV, el supervisor bursátil no les había permitido condicionar la opa "a la obtención del consentimiento de las entidades financiadoras por el cambio de control".
Por ello, el consorcio húngaro subrayó que no existía certeza sobre el lanzamiento de la opa.
Al cierre del primer semestre de 2023, la deuda financiera bruta de Talgo -que incluye préstamos a largo plazo, deuda a corto y líneas de crédito- se situaba en 303,6 millones, mientras que la deuda neta era de 175,1 millones.
Compensación por el retraso en la entrega de trenes
En cuanto al contrato con Renfe, los primeros trenes de alta velocidad de los 30 adjudicados a Talgo en 2016, 15 de ancho variable (lo que permite circular por vía convencional y estándar), con una inversión de 1.281,5 millones de euros, debían haber sido entregados inicialmente a partir de enero de 2021 para entrar en servicio aquel verano.
Debido a la demora sufrida, Renfe abrió un expediente a Talgo en 2022, del que "no ha desistido", según han señalado este miércoles a EFE fuentes de la operadora pública, que mantiene su objetivo de que se le entreguen los trenes a partir del próximo mes de abril.
Tras la reclamación de Renfe, Talgo atribuyó a causas "de fuerza mayor" y "exógenas" a la compañía los retrasos en la fabricación de dichos trenes, entre ellas, caídas en la producción e interferencias en la cadena de suministro generadas por la covid-19 y otros eventos geopolíticos.