En un acontecimiento histórico para la industria de la aviación, Virgin Atlantic ha completado con éxito un vuelo transatlántico de Londres Heathrow al aeropuerto JFK de Nueva York utilizando únicamente combustible de aviación sostenible (SAF). Este vuelo histórico, operado con un Boeing (NYSE:BA) 787 equipado con motores Rolls-Royce (LON:RR) Trent 1000, representa un paso significativo hacia el objetivo de la industria de lograr cero emisiones netas de carbono.
El vuelo ha sido posible gracias a un consorcio dirigido por Virgin Atlantic, en el que participan socios como Rolls-Royce, Boeing, el Imperial College de Londres, la Universidad de Sheffield e ICF, y con el respaldo financiero de una subvención de un millón de libras del Gobierno británico. El SAF utilizado para este vuelo procede de grasas residuales no aptas para la alimentación y se dice que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en aproximadamente un 70% en comparación con el combustible tradicional para aviones.
Simon Burr, de Rolls-Royce, destacó la importancia de este logro, señalando su contribución a los avances en tecnología aeronáutica y sostenibilidad medioambiental. Griffin Global Asset Management, que proporcionó el avión Boeing 787-9 arrendado a Virgin Atlantic, también desempeñó un papel crucial en este esfuerzo. Marc Baer, de Griffin, elogió los esfuerzos realizados en pro de la sostenibilidad de la aerolínea y los objetivos de emisiones netas cero, mientras que Shai Weiss, de Virgin Atlantic, celebró el hito como resultado de una colaboración radical y de la dedicación a minimizar el impacto medioambiental.
Sin embargo, el vuelo también ha suscitado críticas. El grupo ecologista Possible, representado por Alethea Warrington y Leigh Day, presentó denuncias contra Virgin Atlantic y British Airways ante el Punto Nacional de Contacto de la OCDE. Argumentan que las aerolíneas han sido engañosas en su publicidad sobre prácticas sostenibles de aviación. Possible sostiene que las actuales tecnologías ecológicas son ineficaces y que ambas aerolíneas han ocultado datos reales sobre emisiones. British Airways, por ejemplo, ha visto cómo sus emisiones aumentaban anualmente entre 2016 y 2019, a pesar de que su programa "BA Better World" tiene como objetivo llegar a cero emisiones netas en 2050.
Las quejas también señalan que el vuelo financiado por el gobierno que utiliza combustible para aviones a base de aceite de cocina, comercializado como ecológico por Virgin, ha sido recibido con escepticismo por científicos que cuestionan su impacto climático. Argumentan que lograr una aviación neta cero mediante biocombustibles o hidrógeno verde podría requerir un exceso de tierra o energía renovable, causando potencialmente más perjuicios que beneficios en comparación con el queroseno, basándose en comparaciones de las emisiones del ciclo de vida.
En respuesta a estos retos, ambas aerolíneas han reafirmado su compromiso de reducir su huella de carbono con medidas como la mejora de la eficiencia operativa, la inversión en nuevos aviones, el desarrollo de SAE y la exploración de tecnologías de emisiones cero. Virgin Atlantic se ha fijado el objetivo de incorporar una mezcla de SAF del 10% de aquí a 2030, lo que demuestra su continua apuesta por el liderazgo en sostenibilidad en el sector de la aviación.
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