Berlín, 8 may (.).- La recuperación de la economía alemana tardará en llegar, según las nuevas previsiones del Instituto de la Economía Alemana (IW), que pronostica un estancamiento para este año tras la recesión de 2023, mientras otros países, como Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Japón y China registrarán un crecimiento.
El comercio exterior alemán lleva en retroceso desde el otoño de 2022 y recientemente llegó incluso a situarse de nuevo por debajo del nivel de 2019, señaló el instituto, financiado por asociaciones de empresarios.
Según las previsiones de IW, todo apunta a que el comercio mundial volverá a crecer este año, aunque solo un 1 %, lo que en principio debería ayudar a la economía alemana, orientada a la exportación, pero poco de este repunte global llegará inicialmente a Alemania.
Una de las razones es que la demanda mundial de bienes de inversión -un elemento central de la economía exportadora alemana- sigue siendo débil debido a la situación geopolítica.
Así, la actividad en el sector de la ingeniería mecánica está retrocediendo.
Además, Alemania es un emplazamiento caro.
Los precios de la energía, aunque se han estabilizado, siguen siendo más altos que antes de la crisis energética.
Los costes laborales subieron con fuerza -un 5 %- en los dos últimos años, respectivamente, y al mismo tiempo, la productividad laboral cayó un 0,1 % anual.
Por otra parte, la inflación ha vuelto a situarse recientemente en niveles en torno al 2 %, pero que siga siendo así, dependerá también de la evolución de los precios de la energía y de los costes laborales.
De esta manera, el cambio de rumbo de la política monetaria se hace esperar y el sector que sufre en particular las consecuencias es el de la construcción, cuyo valor añadido bruto seguirá estando en 2024 casi un 10 % por debajo del nivel de 2019.
Así, las perspectivas económicas siguen sombrías, a lo que se suma, además, la burocracia, los elevados impuestos y la falta de estímulo a la inversión desde la política, lo que hace que Alemania resulte poco atractiva en la competencia internacional.
Por lo tanto, la inversión empresarial en activos fijos sigue siendo débil y en 2024 caerá un 1,5 %.
Al menos el consumo privado está en alza y el gasto de los hogares, que ven aumentar sus ingresos reales gracias al descenso de la inflación y la solidez general del mercado laboral, contribuirá a hacer crecer la economía en medio punto porcentual.
"Para una verdadera recuperación eso no alcanza", señaló el experto de IW Michael Grömling, quien agregó que además del consumo, es necesario darle un impulso a las inversiones, donde "en tanto ya se han acumulado enormes lagunas".
Para ello es necesario un impulso en la política de oferta que mejore las condiciones para la localización de empresas.
"Si nada cambia, seguiremos desaprovechando nuestro potencial", advirtió.