Los brokers ponen a disposición de sus clientes la posibilidad de operar en cuentas en simulado, para experimentar distintas hipotesis de inversión. ¿Funcionan realmente para todos? ¿Cuáles son las causas de que un inversor pueda tener magníficos resultados operando en simulado y luego, cuando pasa a "real" con dinero propio, los resultados son bien diferentes? He aquí uno de los casos reales de psicotrading
José Luis era ingeniero de sistemas, con una experiencia profesional bastante dilatada. Trabajaba por cuenta ajena en una empresa internacional, con sede en Londres, especializada en el desarrollo de programas informáticos avanzados y apps para móviles. Su sueldo era bastante elevado, acorde con su preparación y experiencia. El lado oscuro de su trabajo era unas jornadas de trabajo interminables, que se extendían desde primeras horas por la mañana hasta bien avanzada la tarde, con una alta presión por el logro de objetivos.
Los locales de la empresa disponían de gimnasio, sala de estar y comedor para el personal, que terminaba pasando en el edificio toda la semana trabajando, incluso haciendo horas extras los sábados. José Luis se sentía agotado, exprimido, casi sin vida propia. Ganaba, eso sí, mucho dinero que no podía disfrutar, salvo costosos viajes 15 días al año. Sin apenas amigos, sin relación de pareja por falta de tiempo que dedicarse, aprovechaba las últimas horas de cada sábado para meterse en la Yacusi de su pequeño y lujoso apartamento en Londres, para intentar relajar su mente y su cuerpo de una actividad que le mantenía casi al límite.
¿Existirían otras posibilidades? ¿Podría ganar dinero haciendo otras cosas que no le requirieran tanto tiempo? ¿Podría liberarse de la tensión, recuperar su vida y poder viajar sin preocupaciones, haciendo otra actividad?
El anuncio atractivo de una empresa de formación en Forex atrajo poderosamente la atención. Leyó los contenidos del curso y le sedujo la idea de poder ganar dinero rápidamente con la compraventa de divisas. Tenía prisa por cambiar de vida y dedicaba todo su escaso tiempo libre a estudiar el comportamiento de los mercados, las divisas, los contratos de futuros. Terminaba agotado, pero sus ansias de aprender, de “lograr la libertad” eran inmensas, para así para poder dejar un trabajo estresante. En una semana tenía una cuenta abierta en un broker para operar en simulado. Es dos meses más ya había abierto una cuenta con un capital inicial de 10.000 dólares y empezó a hacer pequeñas operaciones con “micro lotes”.
Los resultados en la cuenta “en simulado” eran estimulantes y empezó a ganar más y más confianza en sí mismo de que el mercado de Forex era algo que podía controlar. Animado por la información que le enviaba el bróker, además del ofrecimiento de “emular” el comportamiento de un asesor de inversión que le asignaron, empezó a operar en su cuenta en real. Tras sucesivas operaciones perdedoras, en tres meses más su cuenta se había reducido un 70%, solo le quedaban 3.000€. Dia tras día sus emociones eran como una montaña rusa: confianza, optimismo, euforia y temor fueron los ingredientes de una operatoria impulsiva. Su desconcierto, rabia, sentimientos de impotencia y el desencanto de ver sus sueños por tierra era grande.
¿Cuál es el aprendizaje de la historia de José Luis?
- El mercado de compraventa de divisas es exigente, difícil para una persona con pocos conocimientos de los mercados en general y del Forex en particular.
- Para entrar a operar en real, arriesgando el propio dinero, es imprescindible haber tenido una buena experiencia operando en cuenta en simulado, con porcentajes de acierto o éxito estables superior al 70 u 80%.
- Aun teniendo ese éxito, la mente tiende a asimilar la operatoria “en simulado” como un juego de “Monopoly” donde no hay riesgo, por lo que una gran mayoría de aspirantes a inversores generan una confianza en su pericia que no resulta cierta cuando invierte en los mercados reales.
- Es una gran enorme ventaja de operar “como si” fuera en real, en cuentas en simulador, para experimentar con estrategias diferentes y generar consistencia en el promedio de las operaciones. Hay que gestionar las emociones y los pensamientos. La mente tiene que estar “en inmersión” con el mismo estado de concentración relajada que se necesita cuando se está invirtiendo con dinero real.